El calamar gigante asusta por sus dimensiones, pese a ser un animal inofensivo. Su longitud puede llegar a los 18 metros y su peso alcanzaría entre los 230 y los 250 kilos. Gran parte de esta medidas se las llevan sus tentáculos, que pueden medir hasta seis veces la extensión de su saco visceral, según detalla en una investigación la sección ciencia de La Vanguardia.
Se ha especulado que hay una docena de especies de calamares gigantes, pero el biólogo Ángel Guerra Sierra, investigador en ecología marina en el Instituto de Investigaciones Marinas de Vigo, descarta esta profusión y asegura que sólo hay una especie, el Architeuthis dux. "Y lo sabemos desde hace poco, desde el 2013, gracias al análisis del ADN mitocondrial", precisó.
El periódico español detalla que al vivir en las profundidades, entre los 250 y los 1.500 metros de la superficie, hallarlo es casi imposible. "Hacemos investigación forense", describe Guerra, autor de una decena de libros de biología y ecología marina, entre ellos, Gigantes de las profundidades, escrito con Michel Segonzcac (investigador del Museo Nacional de Historia Natural de París).
Lo que la ciencia puede averiguar de estos colosos marinos es por qué llegan muertos –y muchas veces en avanzado estado de descomposición- a las costas, o por qué son capturados por algún pesquero, o por los restos que se encuentran en los estómagos de los cachalotes.
Solamente se pudo filmar a un calamar gigante vivo en una expedición financiada por Discovery Channel, y consistió en ver cómo uno de estos animales capturaba un cebo de comida. Fue en 2013, en las cercanías de las islas japonesas de Ogasawara, y el ejemplar medía siete metros de largo, la mitad del tamaño que podrían alcanzar otros ejemplares. Además le faltaban sus dos tentáculos más largos.
El calamar gigante tiene el ojo más grande del reino animal, de unos 25 a 30 centímetros de diámetro. ¿Pero para qué le sirve semejante sistema de visión si en las profundidades no hay luz? "Es porque detectan a los depredadores cuando bajan a cazarlos. Cuando el cachalote baja se produce una bioluminiscencia a su alrededor por el plancton que produce luz. El calamar tiene una retina muy sensible, y al detectar la luminiscencia, puede huir", describe Guerra.
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