Mientras las fuerzas iraquíes continúan su avance sobre el Estado Islámico (ISIS, por sus siglas en inglés) en Mosul, los civiles tratan de buscar la manera de salvar su vida. La batalla por el oeste de esa ciudad, una zona que incluye los estrechos callejones de la ciudad vieja, es la más devastadora y mortífera desde que se inició la batalla entre las tropas gubernamentales y los terroristas.
Los médicos en el frente calculan que más de 750 civiles han muerto o han sido heridos desde que hace un mes comenzó la ofensiva militar para retomar la mitad occidental de la ciudad. Mientras que más de 100.000 personas han huido a lugares más seguros.
Sin embargo, esperan que esa cifra aumente cuando las fuerzas iraquíes ingresen a la ciudad vieja.
En comparación, unos 1.600 civiles murieron o resultaron heridos durante los 100 días de lucha para recuperar el este de Mosul, que está menos poblado, según informes de hospitales cercanos. Esa zona fue declarada totalmente liberada en enero.
Mientras las fuerzas iraquíes avanzaban hacia el suroeste de Mosul, cuatro combatientes del Estado Islámico penetraron por la fuerza a la casa de Omar Khudair y tomaron posiciones en el techo.
El joven de 17 años de edad, junto con sus padres y hermanos, buscaron refugio en la casa de al lado, que es de su tía, y durante la siguiente media hora se encerraron en una habitación trasera mientras arreciaba la batalla sobre sus cabezas.
Entonces llegaron los ataques aéreos, destruyendo varias casas a la vez. Mataron no solo a los milicianos, sino a 18 miembros de la familia de Khudair. El adolescente quedó cubierto de quemaduras y heridas de metralla, pero fue uno de los pocos que sobrevivió.
Las fuerzas iraquíes han recurrido cada vez más a los ataques aéreos y de artillería para combatir a los extremistas en zonas urbanas densamente pobladas.
Los civiles, en tanto, se están quedando sin alimentos y suministros, por lo que se ven obligados a abandonar sus hogares.
De las casi 300.000 personas que han huido de Mosul desde que comenzó en octubre la operación para retomar la segunda ciudad más grande de Irak, más de 100.000 residentes han abandonado sus casas en el último mes, según Naciones Unidas.
Muchos huyen porque se quedaron sin comida, dijo Azher Adnan, un farmacéutico local que se ofreció como médico en una clínica al sur de la ciudad. "Cada uno de mis pacientes, lo primero que dicen cuando llegan a mi clínica es 'tengo hambre"', afirmó.
Los civiles que han escapado dijeron que la comida comenzó a escasear en octubre mientras los acaudalados acaparaban todo lo que podían. En enero, los estantes de las tiendas estaban completamente vacíos.
"La población del oeste de Mosul es diferente de la del este", explicó Adnan. "Aquí hay más gente pobre, no pueden darse el lujo de prepararse para un asedio".
Con información de AP
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