Corea del Norte afirmó este martes que sus disparos de misiles balísticos son un ejercicio con vistas a golpear las bases de Estados Unidos en Japón, en otro desafío al presidente Donald Trump y la comunidad internacional.
Tres de los misiles balísticos disparados el lunes por Corea del Norte cayeron peligrosamente cerca de Japón, en su zona económica exclusiva (ZEE).
El presidente estadounidense Donald Trump expresó el lunes el "compromiso inviolable de Estados Unidos de estar junto a Japón y Corea del Sur de cara a las serias amenazas planteadas por Corea del Norte", según un comunicado de la Casa Blanca.
El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, también condenó el lanzamiento de misiles. "Acciones como esas violan las resoluciones del Consejo de Seguridad y minan gravemente la paz y la estabilidad regional", dijo.
El Consejo de seguridad se reúne el miércoles, a solicitud de Tokio y Seúl, para examinar la situación.
Las resoluciones de la ONU prohíben a Corea del Norte el uso de cualquier tipo de misil balístico.
Sin embargo, seis paquetes sucesivos de sanciones impuestos por la ONU desde un primer ensayo nuclear norcoreano en 2006 no han logrado disuadir a Pyongyang de seguir adelante con su programa.
Según la agencia norcoreana KCNA, el líder norcoreano Kim Jong-un ordenó y supervisó el disparo de los misiles por una unidad de artillería.
"Los cuatro misiles balísticos lanzados simultáneamente eran tan precisos que parecían aviones haciendo acrobacias aéreas en formación", describe la agencia norcoreana.
'Borrar del mapa'
"El objetivo" era "golpear las bases militares del agresor imperialista norteamericano en Japón, si ello fuera necesario" según KCNA. Estos disparos son la prueba de que el Norte está dispuesto a "borrar del mapa" a sus enemigos, mediante "despiadados ataques nucleares", ilustra la agencia.
En fotografías publicadas por el diario Rodong Sinmun, se ve a Kim Jong-un observar los misiles elevarse al cielo, o aplaudiendo, sonriente, al lado de otros responsables norcoreanos.
Para Choi Kang, analista del Instituto Asan de estudios políticos, estos nuevos disparos suponen una clara advertencia para Japón.
"Corea del Norte demuestra que sus objetivos no se limitan ya a la península coreana, y pueden extenderse en cualquier momento a Japón e incluso Estados Unidos".
Estados Unidos anunció el despliegue de su sistema antimisiles THAAD en Corea del Sur luego de que el régimen norcoreano disparara esta nueva salva de misiles.
Ello, a su vez, provocó una reacción inmediata de China.
"China tomará con determinación las medidas necesarias para defender sus propios intereses (en materia) de seguridad", dijo el vocero Geng Shuang, del ministerio de Relaciones Exteriores.
"Estados Unidos y Corea del Sur cargarán con las consecuencias", añadió, poco después de que Estados Unidos anunciara haber comenzado el despliegue de elementos del sistema antimisiles en Corea del Sur.
China considera que el sistema THAAD (Terminal High-Altitude Area Defense) y su poderoso radar pueden mermar la eficacia de sus propios sistemas de misiles.
El lunes, Trump enfatizó que su gobierno "está dando los pasos para mejorar aún más nuestra capacidad para disuadir y defendernos de los misiles balísticos de Corea del Norte, usando toda la gama de medios militares de Estados Unidos".
Kim Jong-un intenta desarrollar un misil balístico intercontinental capaz de llegar hasta Estados Unidos, algo que según advirtió hace meses Trump "no sucederá".
El mes pasado, Pyongyang había lanzado un misil balístico -el primero desde octubre de 2016- que según Seúl estaba destinado a poner a prueba la respuesta de Trump.
Washington ha advertido en varias oportunidades que no tolerará que Corea del Norte acceda al arma nuclear. Estados Unidos presiona además a China, principal aliado y socio comercial de Corea del Norte, a hacer lo máximo para controlar a su país vecino.
Todo ello se produce mientras Seúl y Washington iniciaron la semana pasada una serie de ejercicios militares conjuntos que también enfurecen a Pyongyang porque los considera como ensayos de una eventual invasión.
Hwang Sunghee para AFP