La utilización de constituye un crimen de guerra en vista de los cientos y hasta miles de miniproyectiles que cada una de esas bombas liberó en zonas residenciales, detalló una comisión de la ONU a la que se encargó investigar los crímenes perpetrados en el área rebelde durante los cinco meses en que estuvo sitiada.
La investigación no pudo reunir pruebas concluyentes de casos específicos para responsabilizar a una u otra nación porque Siria y Rusia utilizan predominantemente el mismo tipo de aviones y municiones.Esto hace que la atribución del acto a veces sea imposible, aunque lo que si se comprobó es que a partir de septiembre el número de estos incidentes aumentó de manera alarmante.
Además de víctimas directas de ataques con bombas de racimo y de testigos, la comisión ha recolectado abundante material visual que muestra los remanentes de estas armas, de las que no sólo se usó su versión convencional, sino también las de tipo incendiarias.
Otro episodio que se aborda en el informe es el del ataque contra un convoy humanitario el pasado 19 de septiembre, en el que se ofrecen pruebas de que fue obra de las fuerzas gubernamentales sirias, que cometieron con ello otro crimen de guerra.
"Al utilizar municiones lanzadas desde el aire, sabiendo que había trabajadores humanitarios operando en el lugar, las fuerzas sirias han cometido un crimen de guerra al atacar deliberadamente personal de ayuda, negar la asistencia humanitaria y atacar a los civiles", señala el informe.
Catorce humanitarios murieron y quince fueron heridos en ese ataque, que el régimen sirio negó repetidamente, alegando que habían sido perpetrados por artillería terrestre y acusando a los rebeldes de ser los responsables.
El informe además confirma el uso continuado de gas cloro por parte de las fuerzas sirias, lo que "demuestra una clamorosa indiferencia por sus obligaciones legales internacionales y también equivale a un crimen de guerra por ataques indiscriminados contra la población civil".
El informe obtenido indica que el gas cloro no fue el único agente tóxico utilizado, pero si el más frecuente, con al menos seis casos en los que se han reunido pruebas suficientes, además de otros en los que se utilizaron armas químicas improvisadas con otros productos, como amoniaco.
La comisión autora del informe recibió el pasado octubre el encargo de investigar y documentar los crímenes que estaban ocurriendo específicamente en el este de Alepo, que entró en situación de asedio total a mediados del pasado julio hasta su caída y evacuación de los rebeldes y sus familias a finales de diciembre.
Con información de AFP y EFE
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