Más de medio millón de obras de arte fueron robadas de Polonia durante la Segunda Guerra Mundial. Nazis y soviéticos sacaron del país lo que hasta ese momento se consideraba patrimonio cultural de la nación y que hoy se cotiza en miles de millones de dólares.
En lo que muchos consideran la primera vez que un miembro de la familia nazi devuelve obras robadas, Horst von Waechter, el hijo del gobernador nazi de Cracovia Otto Wächter, devolvió tres obras robadas incluyendo una de los favoritas de su madre, Charlotte Wächter, quien en 1939 saqueó el Museo Nacional de Cracovia.
Según una evaluación del gobierno polaco, Wächter tomó "las pinturas más exquisitas y los artículos más bellos de muebles antiguos, militaria, a pesar de que el director del museo le había advertido contra tomar obras maestras" para la nueva sede del gobierno en el palacio Potocki de la ciudad. Luego las obras adornarían las paredes de la casa Wächter en Austria.
Una pintura del palacio Potocki, un mapa de la Polonia del siglo XVII y un grabado de Cracovia durante el Renacimiento fueron devueltas a sus dueños gracias a Wächter (hijo), quien dice que ellos "no querían tener nada que ver conmigo por ser el hijo de un nazi".
El apellido sigue causando terror en la ciudad, pues cerca de 68 mil judíos fueron expulsados de Cracovia en 1940 por órdenes de Wächter, que el año siguiente creó el gueto de Cracovia para los 15 mil judíos que aún quedaban. Los asesinatos bajo sus órdenes continuaron cuando en 1942, Hitler lo transfirió para convertirse en gobernador de una provincia en Ucrania.
Otto Wächter murió en circunstancias misteriosas en Roma en 1949 mientras esperaba escapar hacia la Argentina, donde muchos otros nazis ya habían encontrado refugio seguro.
"Esta es probablemente la primera vez que el miembro de una familia de uno de los más importantes ocupantes nazis devuelve el arte que fue robado de Polonia durante la guerra", dijo Ryszard Czarnecki, vicepresidente del Parlamento Europeo y miembro del partido polaco de ley y justicia, quien espera "que el regreso de esta pintura anime a otras familias en posesión de arte saqueado a devolverlos en lugar de tratar de venderlos en una subasta".
El Ministerio de Cultura de Polonia sigue vigilando atentamente todo lo que aparece en el circuito internacional del arte. Incapaz de obligar a sus actuales titulares a devolverlos, a menudo ha teniendo que comprar las obras en subasta a los descendientes de quienes las robaron.
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