El 6 de febrero de este año, Isabel II cumplió 65 años de reinado. El 9 de septiembre de 2015 ya se había convertido en la monarca que más tiempo ha durado en el trono en la historia de Inglaterra, cuando sobrepasó el récord de la reina Victoria, quien permaneció en el poder 23.226 días, 16 horas y 23 minutos; aproximadamente 63 años y medio.
A lo largo de estos 65 años, Isabel II ha visto pasar 12 primeros ministros de su país, 13 presidentes de Estados Unidos y 6 papas.
Todavía le queda por batir el récord del monarca que más tiempo ha estado en el poder: el rey Sobhuza II de Suazilandia, cuyo mandato duró 82 años, de 1899 a 1982.
Esos datos forman parte de la historia. Sin embargo, hay varios aspectos de la vida de Isabel II que son poco conocidos.
Su destino no fue siempre el de una reina. Tras la abdicación de su tío Eduardo VIII, quien eligió renunciar a la corona por su relación con Wallis Simpson; su padre, el rey Jorge VI, se convirtió en rey y ella, que tan solo tenía 10 años, pasó de ser princesa en la línea sucesoria a ser la heredera al trono de Inglaterra.
La longeva historia de su gobierno comienza en el Treetops Hotel del parque de Aberdare, donde la entonces princesa se enteró de que su padre había fallecido, mientras estaba subida a un árbol.
Desde entonces, sus súbditos incluyen al Reino Unido, Irlanda del Norte, Australia, Nueva Zelanda, Canadá, Jamaica, Tuvalu, las islas Salomón y Antigua y Barbuda. Sin embargo, la reina no tiene pasaporte, lo cual no la ha impedido viajar a más de cien países a lo largo de su vida.
Pocos saben que en su intimidad se halla una controvertida relación incestuosa, ya que su marido, Felipe de Edimburgo, es también su primo tercero —ambos son tataranietos de la reina Victoria y el príncipe Alberto—.
Así como la reina Isabel I patrocinaba a Shakespeare, Isabel II tiene a su poeta oficial de la corte, llamada Carol Ann Duffy. Se trata de la primera persona homosexual reconocida que obtiene el puesto.
Su manera de cobrar rentas o impuestos no siempre es del todo convencional. A cambio del uso de sus propiedades, la ciudad de Gloucester ha de pagarle una renta consistente en un gran pastel de anguilas. Por sus derechos de pesca y pastoreo, la parroquia de Hungerford paga a la reina una rosa roja. Además, el dueño de Sauchlemuir debe cederle tres vasos de oporto cada Noche Vieja y, si ella lo requiere, el propietario de Fowlis, en Escocia, debe pagarle como renta una bola de nieve en pleno verano.
Es una gran amante del mundo animal. De hecho, es técnicamente la dueña de todos los delfines, ballenas y esturiones a casi cinco kilómetros de la costa del Reino Unido y de todos los cisnes del Támesis.
Ha tenido más de 30 corgis, su raza de perro favorita. Y todos son descendientes de Susan, la perra que recibió por su cumpleaños número 18. Popularizó también una nueva raza de perros, los dorgi, un cruce de corgi y daschund que produjo con el perro de la princesa Margarita, su hermana menor.
A los 89 años aún seguía montando a caballo. No sólo disfruta la equitación, sino que también comparte una vieja afición por las carreras con caballos propios que han competido a lo largo de 60 años. Entre ellos se destacan Carrozza, Hopeful Venture, Magna Carta o Pall Mall, entre otros.
Su pasión por los animales le ha valido regalos exóticos, como un oso perezoso, un jaguar de Brasil o un castor de Canadá que actualmente se encuentran en el zoo de Londres.
Su personalidad también fue utilizada por innumerables series, como Los Simpson o Doctor Who, y en películas como El discurso del rey y Austin Powers y el miembro de oro. Su interpretación más conocida es la que realizó Helen Mirren en el film The Queen, de Stephen Frears, que le significó el Oscar por mejor actriz en 2006.
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