Una mujer británica se sometió a un delicada operación quirúrgica para donarle parte de su hígado al hijo de 4 años, gravemente enfermo desde el nacimiento.
La historia de Sarah Lamont, una madre soltera de 36 años originaria de Irlanda del Norte, conmovió a todo el Reino Unido.
Hace unos días la mujer le donó su hígado a Joe, su hijo menor, de 4 años. Tras la operación -y sin respetar las recomendaciones de los médicos- dejó su cama del Queen Elizabeth Hospital, donde estaba internada, y se tomó un taxi para ir a abrazar a su hijo, que se encontraba en el hospital de Birmingham, a 3 millas de distancia.
"Se que debería haber respetado la voluntad de los médicos, pero estaba desesperada por la idea de no volver a ver a mi hijo", contó Sarah según consigna el diario británico Mirror. "Le pedí a la enfermera una bolsa de suero con antidolorificos, me vestí y me fui. Sentí mucho dolor en la herida y tuve que pagar un taxi para volver a abrazar a mi hijo, pero no me arrepiento de lo que hice. Al contrario, volvería a hacerlo mil veces más", afirmó.
Los riñones de Joe estaban tan dañados que tenía que someterse todos los días a diálisis. El año pasado, los médicos descubrieron que también su hígado estaba muy complicado: sin otra operación hubiera muerto desangrado.
Tras la doble operación tanto la madre como el niño están bien, aunque el pequeño sigue alimentado a través de un tubo y por ahora no podrá dejar el hospital. Junto con Sarah, lo abrazaron también sus hermanos, Max y Eva, de 12 y 10 años respectivamente. "Estoy feliz porque no hay ninguna señal de rechazo de mi hígado", declaró la madre. "Obviamente la recuperación tomará tiempo y Joe deberá seguir con la diálisis, pero lo peor ya pasó", expresó.
En mayo casi seguramente la mujer deberá regresar a la sala operatoria para donarle al hijo también el riñón. "La operación no me asusta para nada", contó Sarah, "aunque muchas veces pensé en qué hubieran hecho mis hijos si algo hubiese salido mal".
Varios expertos elogiaron la valentía de Sarah y destacaron que el ejemplo de la mujer puede animar a otros padres que pasan por situaciones similares a convertirse en donantes y salvar así la vida de sus hijos.
"Sarah fue muy valiente", dijo Khalid Sharif, el cirujano que operó a Joe. "Sin este gesto tan generoso no sé cuánto hubiera podido esperar. Estaba en la lista para recibir un trasplante pero la espera para un órgano compatible podría haberle sido fatal".
Ahora, Sarah no le teme a una nueva operación. "La vida de mi hijo", concluyó, "nunca fue fácil, pero espero que cambie pronto, para él y para todos los niños que tienen su mismo problema. Cuando lo miro sé que hice lo correcto y no veo la hora que vuelva a sonreír".
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