Se calcula que unas 50.000 mujeres en Alemania han sufrido la mutilación genital y hasta 5.500 niñas están en peligro de que se les practique, según un estudio publicado el lunes por el gobierno alemán y una ONG en el Día Internacional de Tolerancia Cero con la Mutilación Genital Femenina.
Se trata, en su mayoría, de mujeres y niñas inmigrantes y refugiadas que provienen de Eritrea, Somalia, Egipto y Etiopía, donde la mutilación es una práctica muy extendida, e Irak, donde ocurre sólo en lugares aislados.
"La mutilación genital es un delito grave que es un problema en todo el mundo, y también en Alemania hay mujeres y niñas que corren peligro de ser sometidas a la ablación. Nosotros, como Gobierno, estamos en la obligación de actuar", dijo Ralf Kleindiek, secretario de Estado en el Ministerio de Familia, en una conferencia de prensa.
El estudio fue realizado por la ONG Terre des femmes, que lucha contra la mutilación genital femenina (MGF) en varios países, con apoyo del gobierno alemán.
La MGF es un delito penal en Alemania desde 2013 y la ley no sólo castiga a quienes la practican en el país sino también a quienes viajan para practicársela en el extranjero.
Esta última situación es más común para muchas niñas que son llevadas de vacaciones a sus países de origen, donde sus padres las someten a una práctica que además de resultar denigrante trae graves peligros a la salud.
Al respecto, el Consejo de Ministros aprobó un proyecto de ley que envió al Parlamento y por el cual se prevé el retiro del pasaporte a los adultos que estén sospechados de querer viajar a otros países con ese fin.
Sin embargo, Kleindiek dijo que las medidas legales no son suficientes para combatir esta práctica y que se necesitan campañas de educación y prevención.
"La mutilación genital es una grave violación de los derechos humanos que hace que muchas mujeres sufran durante toda su vida", dijo Christa Stolle, directora administrativa de Terre des femmes.
En el mundo hay alrededor de 200 millones de mujeres que han sufrido la extirpación total o parcial de sus órganos genitales externos, según estimaciones de Unicef.
El fenómeno está fuertemente arraigado en costumbres y tradiciones presentes en África y Medio Oriente y tiene como fin controlar la sexualidad femenina en un contexto de extrema desigualdad de género.
Contrario a lo comúnmente creído, no está relacionado con una religión específica y es practicado por comunidades tradicionales, islámicas, cristianas y judías en la región.
Con información de EFE
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