El mayor escándalo de abuso sexual conocido hasta ahora en España ocurrió en colegios de la Congregación de los Hermanos Maristas en Cataluña, y el periodista catalán Guillem Sànchez, que en 2016 y junto a sus colegas de El Periódico relató esta trama de abusos y ocultamientos, plasmó su investigación en un libro.
"Crónica del caso Maristas", publicado por Ediciones B el 25 de enero, recopila 43 denuncias contra 12 hermanos y un profesor de la Congregación de los Hermanos Maristas en Barcelona y Badalona entre 1972 a 2011.
Pese a tratarse del "caso de abusos sexuales escolares más grave que se ha documentado hasta hoy en Cataluña y España", según destaca Sànchez en su libro, sólo cuatro de estas denuncias han prosperado ya que la mayoría han prescrito.
Infobae dialogó con Sànchez sobre los diferentes casos, las responsabilidades institucionales y las víctimas.
"Por las características que tienen se ha visto que las víctimas tardan mucho tiempo en denunciar, por vergüenza o por culpa, o por estar en otra etapa de la vida y no querer volver sobre eso", consideró, y explicó que al momento de hacerlo muchas de estas denuncias ya han prescrito para la ley española.
"El Código Penal [español] tendría que prever más tiempo, ya que la inmensa mayoría de los casos prescribieron y de los 12 profesores denunciados sólo uno irá a juicio", agregó.
La primera de estas denuncias llegó al conocimiento de Sànchez y sus colegas en el diario catalán El Periódico gracias a Manuel Barbero, cuyo hijo Eric comenzó la escuela secundaria en el colegio Maristas de Les Corts, en Barcelona, en 2007.
Eric había cursado la primaria en el mismo lugar, pero apenas comenzado el ciclo superior comenzó a decir que no quería ir al colegio porque sufría el acoso de sus compañeros, según relata Sànchez en su libro.
La situación se deterioró y el chico finalmente tuvo que salir del colegio en 2010. La versión del acoso se mantuvo, pero Eric no pudo seguir adelante y entró en una fuerte depresión.
Tres años después, en 2013, la madre de Eric, Eva, sospechaba que algo más estaba pasando y le dio un ultimátum: o le contaba realmente qué ocurrió o se marchaba de casa.
Funcionó. Esa misma noche Eric le contó por Whatsapp que había sido abusado por un profesor en el colegio Maristas.
El maestro era Joaquím Benítez, y el destape del caso en El Periódico provocó una denuncia del propio establecimiento educativo, su salida y la aparición de otras 18 denuncias contra el profesor de gimnasia.
Pero por mucho tiempo los Maristas retuvieron información sensible, como la propia confesión de Benítez, y no colaboraron con las autoridades.
"En el 2011 ellos [los Maristas] denuncian pero ocultan que ha confesado. No le dicen a la comunidad de padres ni a la comunidad de adultos. No aportaron información del caso", explicó Sànchez .
También, la denuncia de Eric motivó a otros a contar lo que pasaba en estos colegios y pronto se supo de un gran número de hermanos de la Congregación que habían abusado sexualmente a niños de diferentes edades en las últimas tres décadas.
"Sin Manuel no hay caso Maristas, sin ese padre que cuelga esos carteles. Esto suelta la primera chispa. Los periodistas amplificamos mucho lo que ha dicho Manuel", explicó Sànchez, en referencia a los carteles que Barbero pegó en las paredes cerca de Les Corts solicitando información sobre más casos de abusos, mostrando una foto de Benítez y proveyendo una dirección de correo electrónico.
Si bien los responsables del colegio quitaron los carteles y la policía le advirtió a Barbero que esas actividades tendrían consecuencias, la medida funcionó y recibió información sobre otros casos pero también una fuerte reacción del colegio y sus alumnos, que no lo podían creer.
"Como explica Vicki Bernadet [directora de una fundación para la prevención de abusos contra menores], en muchos de los entornos cuando se denuncia un caso de abuso la familia cree en el pederasta porque es más fácil que aceptar que un tío o padre pueda hacer eso. El colegio funciona como una familia en grande, sobre todo si los profesores son queridos", citó Sànchez, quien agregó que la Congregación de los Hermanos Maristas, fundada en Francia en 1817 por Marcellino Champagnat, goza de una imagen muy buena en la sociedad catalana y española.
En total, se supo de hasta 12 hermanos maristas, miembros de una comunidad religiosa dedicada a enseñar y que mantienen el celibato, y un profesor que cometieron abusos sexuales en los colegios Sants-Les Corts y La Immaculada de Barcelona, y Champagnat de Badalona, acumulando 43 denuncias sobre temas que había quedado ocultos.
"Crónica del Caso Maristas" narra la investigación que Sànchez llevó adelante junto a sus colegas María Jesús Ibáñez y Jesús G. Albalat, y sus jefes Luis Mauri y Ramon Vendrell en El Periódico, y el encuentro cara a cara con varios de los abusadores, muchos de los cuales confesaron sus crímenes ante el periodista y sus colegas.
"La explicación de la Iglesia en los años 60s y 70s era que los abusos eran trapos que se lavaban adentro", explicó Sánchez. "Con Francisco la Iglesia habla de una manera más transparente de lo que estaba pasando. Hasta hace bien poco esto se negó y al negarlo no era posible combatirlo", agregó.
Al respecto, Sánchez se refirió a la carta que el papa Francisco envió el 2 de enero a todos los obispos en ocasión del Día de los Santos Inocentes. "Nos unimos al dolor de las víctimas y a su vez lloramos el pecado. El pecado por lo sucedido, el pecado de omisión de asistencia, el pecado de ocultar y negar, el pecado del abuso de poder", dijo Francisco sobre los casos de menores abusados sexualmente por sacerdotes.
El destape de los abusos por parte de Sánchez en El Periódico podría ayudar a evitar que vuelvan a producirse y también a habilitar su denuncia. "Las expectativas son que esto sirva y permita evitar que se repita. Las personas han vivido muchos años en silencio y dolor", consideró.
"Este caso generó una ola de solidaridad entre todas las víctimas, que quisieron contarlo. Todo el mérito es de las personas que han podido hablar después de tanto", agregó.
También dijo mantener expectativas de un cambio en el Código Penal español, que considera prescritos a los casos de abuso sexual "leves" tres años después de que la víctima cumple 18 años; y a los "graves" luego de 15 años tras cumplir esa edad.
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