Un individuo que conducía un vehículo cargado de explosivos atacó el miércoles un campamento en el norte de Mali, donde dejó al menos 60 muertos e hirió a 115 soldados y ex combatientes que tratan de estabilizar la región.
Las sospechas recayeron pronto en los grupos extremistas islámicos que actúan en la zona y que se oponen al acuerdo de paz logrado en 2015. Alakhbar, una agencia noticiosa de Mauritania que suele recibir comunicados de grupos extremistas, indicó que un grupo vinculado con Al Mourabitoun —la rama de Al Qaeda en el norte de África— se había adjudicado la responsabilidad.
El ataque es un revés grave para los esfuerzos por lograr la paz en la región. El Consejo de Seguridad de la ONU se disponía a debatir el tema de Mali el mismo día.
El blanco de la explosión fue la base del Mecanismo Operativo Conjunto en la ciudad de Gao. Allí se alojan cientos de combatientes, incluidos miembros de grupos armados que firmaron el acuerdo de paz de 2015 en el país. En el campamento también hay soldados malís.
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La Presidencia de Mali ubicó la cifra provisional de muertos en 60, con 115 heridos, el miércoles en la noche.
"Hemos detenido todas las actividades del hospital para gestionar a los muchos heridos que llegan. Algunos han muerto por sus heridas y otros están muy graves. En este momento no es la cifra de muertos y heridos lo que me interesa, es salvar a los que pueda", dijo el doctor Sadou Maiga, del hospital de Gao.
El coche bomba entró por la fuerza en el campamento en torno a las 9 de la mañana, cuando cientos de combatientes se congregaban para una reunión, según testigos.
Horas después del atentado, aún se veían cuerpos desmembrados en el lugar. Las autoridades trataban de movilizar a la población local para que donara sangre.
El atacante suicida "logró burlar las medidas de seguridad" y penetró en el campamento, indicó el teniente coronel Diarran Kone, vocero militar.
El norte de Mali sigue sufriendo problemas de seguridad pese a la intervención militar que lideró Francia en 2013 con el fin de expulsar a extremistas islámicos que habían tomado la región.
Un informe publicado el miércoles por Human Rights Watch acusó al gobierno de Mali de no proteger a los civiles de las regiones norte y central de los extremistas islámicos, que el año pasado mataron a decenas de personas y presionaron a los habitantes para que entregaran a sus hijos a la yihad.
El reporte describe cómo los milicianos han ocupado aldeas, atacado a fuerzas de paz de la ONU e intentado imponer una estricta interpretación de la ley islámica, o sharia.
El ministro de Seguridad, Salif Traore, declinó responder al informe, aunque dijo ser consciente de los desafíos de seguridad en toda la región.
Yacouba Cisse para Associated Press