El experimento obtuvo los primeros organismos que contienen genes reconstruidos en laboratorio y fue publicado por la revista Ecology & Evolution y conducido por investigadores coordinados por Joe Thornton, de la Universidad de Chicago.
"Uno de los objetivos de la moderna biología evolutiva es identificar a los genes que permitieron a las especies adaptarse a nuevos ambientes", dijo uno de los autores del trabajo, el investigador Mo Siddig.
"Hasta ahora no fue posible probar directamente en animales los efectos de los antiguos genes. Nos dimos cuenta que podemos hacerlo gracias a la ingeniería genética", agregó Siddig.
En la primera prueba de este tipo, los científicos eligieron a la mosca de la fruta (Drosophila melanogaster), uno de los organismos más estudiados por la genética.
El primer paso fue reconstruir en laboratorio las antiguas secuencias del gen considerado el principal responsable de la adaptación de este insecto a vivir en la fruta en descomposición, rica en alcohol.
El gen se denomina Adh y gobierna la producción de la enzima que descompone el alcohol en las células. Sus antiguas secuencias, antes y después de la adaptación al alcohol de la Drosophila, ocurrida en un lapso de dos a cuatro millones de años atrás, fueron deducidas usando simulaciones matemáticas.
El paso sucesivo fue introducir en el ADN del insecto las antiguas secuencias reconstruidas en un laboratorio.
"Experimentos de este tipo permiten evaluar cuáles son los procesos evolutivos que llevaron al desarrollo de los organismos vivientes", observó Fiorentina Ascenzioni, bióloga de la Universidad La Sapienza de Roma. Entre otras cosas "estas investigaciones podrían también ayudar a prever cuáles podrían ser los efectos de los cambios de algunos genes en respuesta a las variaciones ambientales", concluyó Ascenzioni.
Con información de ANSA
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