"Me estaba empezando a fallar los pulmones, sentía que me ahogaba y me costaba respirar, era una situación de agonía. […] Entraron dos compañeros para aumentar el caudal de oxígeno. Los miré y les supliqué que me ayudaran a morir", reveló Romero en un artículo publicado en el último número de la revista Enfermería Clínica.
Entraron dos compañeros para aumentar el caudal de oxígeno. Los miré y les supliqué que me ayudaran a morir
"Sentía que la muerte me acechaba, un ente apoyado en mi hombro me esperaba tranquilo. Algo que no se puede explicar con palabras. Todavía hoy en día no sé cómo pude salir de ahí", rememoró la auxiliar de enfermería sobre sus vivencias durante los 30 días que permaneció internada –25 de ellos en aislamiento estricto– en el Hospital Carlos III de Madrid.
Según detalló, su primer recuerdo es del 7 de octubre de 2014, a las 2 de la mañana, cuando la trasladaron desde el Hospital de Alcorcón hasta el Carlos III, y recorre el mismo trayecto que ha hecho miles de veces, "desde la entrada hasta la sexta planta", pero esta vez como paciente y no como trabajadora del centro.
"Iba en posición decúbito supino, vestía un buzo blanco que me cubría todo el cuerpo, unos guantes y una capucha. Apenas podía respirar en tan pequeño habitáculo", señala. "Era un momento muy angustioso", continúa, porque "iba empapada en mis propios fluidos" y "sentía humedad por todas partes".
Sentía que la muerte me acechaba, un ente apoyado en mi hombro me esperaba tranquilo
En el artículo, Romero agradece a todos los que la trataron con una descripción emotiva de los cuidados que recibió: "Te recuerdo bien, me atrevo hasta a ponerte una cara de mujer: joven, morena, de profesión enfermera o médica (no sabría precisar), estabas sentada junto a mí, apestábamos las dos a lavandina; me mirabas con mucha preocupación y yo te miraba a ti y me sentía acompañada".
"He sobrevivido para contarlo y, sobre todo, para poder compartirlo", subraya la auxiliar, que sigue recuperándose de la infección y recuerda que nadie, excepto otros sobrevivientes del ébola, pueden imaginar lo que vivió en aquellos días de octubre.