Detlev Guenzel mató y comió a Wojciech Stempniewicz. Eso es lo que tiene probado la Policía de Dresden, Alemania, además de un detalle macabro: pasó cinco horas cortando en pedazos el cuerpo de su víctima en un sótano de su vivienda.
En el este de Alemania, en una zona montañosa, Guenzel capturó a un hombre de negocios polaco, lo secuestró y lo asesinó, aunque durante su defensa aseguró que el sujeto se suicidó. Sin embargo, las evidencias son contundentes.
Incluso, los investigadores hallaron una fotografía del "caníbal de Dresden" desnudo, vestido sólo con unas sandalias y unos calcetines, portando un hacha, junto a un esqueleto en el mismo lugar donde mató a Stempniewicz.
Los policías se encontraron con un lugar espeluznante: todos las partes del cuerpo habían sido distribuidas por el jardín de la casa, que sirve como refugio de mochileros. Salvo el pene y los testículos del empresario polaco, todos los demás pedazos fueron hallados.
Guenzel fue hallado culpable hoy nuevamente del delito de asesinato. Ya se lo había sentenciado, pero la Corte Suprema había pedido revisar la cantidad de años de prisión: tan sólo ocho por el aberrante crimen. Sin embargo, ahora la Justicia alemana sólo le aplicó un mes más de cárcel. Fue declarado culpable de asesinato y de perturbar la paz de un muerto.
Durante las audiencias en su contra, el caníbal dijo: "Lo siento de verdad; soy parcialmente responsable, pero no soy un asesino". Ambos se habían conocido en un sitio de internet en noviembre de 2013. En esos foros, Guenzel tenía el sobrenombre "Calígula".
Unos días después, lo recogió en una estación de tren, fueron a comer y luego lo invitó a su casa en las montañas de Dresden. Al bajar al sótano, le cortó la garganta. Su sangre fue depositada en un bote de pintura. Luego, vendría el acto de canibalismo que perturbó a Alemania.
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