El periodista Kosuke Tsuneoka fue detenido por las autoridades locales kurdas en Irak mientras presuntamente cubría la batalla para recuperar Mosul de manos del Estado Islámico (ISIS, en inglés).
El ministro japonés de Exteriores confirmó que el reportero de 47 años se encontraba bajo custodia de las fuerzas kurdas conocidas como peshmerga, que actualmente colaboran con el Ejército de Irak y son respaldadas por la coalición liderada por los Estados Unidos.
Citando fuentes cercanas a las autoridades kurdas, el portal de noticias Rudaw informó más tarde que Tsuneoka podría ser entregado a las autoridades japonesas en poco tiempo, aunque no había más detalles disponibles hasta el momento.
Las principales sospechas apuntan a que Tsuneaoka fue detenido por sus fluidos vínculos con el grupo yihadista Estado Islámico, sobre todo después de que se filtraran imágenes en las que el periodista sonríe junto al líder checheno de la organización, conocido como Abu al Walid. En otra de las fotografías posa con un arma delante de una bandera de ISIS.
Sin embargo, no está confirmado en qué momento fueron tomadas esas fotografías.
“Es uno de los pocos periodistas a los que se les ha permitido informar desde adentro del Califato”
No es la primera vez que Tsuneoka desaparece y es sospechado por sus vínculos con organizaciones terroristas. Un artículo de marzo de 2015 del IBTimes UK explica que el japonés ha estado viajando por países musulmanes desde la década del 90, con el supuesto objetivo de construir relaciones profesionales con los grupos islamistas.
"Es uno de los pocos periodistas a los que se les ha permitido informar desde adentro del Califato, en donde tiene a varios comandantes que define como 'amigos personales'", dice el artículo.
Los estrechos vínculos de Tsunekoa –que adoptó el nombre Shamil cuando se convirtió al islam en febrero del 2000– con los militantes yihadistas se hicieron evidentes en septiembre de 2014, cuando fue invitado a ser "testigo e intérprete" en el juicio de los rehenes japoneses Haruna Yukawa y Kenji Goto, posteriormente decapitados.
Inicialmente el periodista había dicho que haría "todo" lo que estuviese a su alcance para recuperar a los dos rehenes, pero en el momento las autoridades le prohibieron viajar a Siria.
Un día antes de la partida, la policía registró su vivienda y le confiscó 61 objetos personales entre los que se encontaban su pasaporte, pasajes de avión, tres computadoras, siete teléfonos celulares y un número importante de tarjetas SIM.