El Estado Islámico sigue recurriendo a diferentes tácticas para detener la ofensiva sobre Mosul del ejército de Irak y la coalición internacional. La última semana los yihadistas quemaron una mina de azufre, cerca de la ciudad, para provocar la envenenamiento del aire.
La nube tóxica se esparció por varios kilómetros, llegando incluso a países vecinos, y el humo fue inhalado por centenares de civiles y soldados.
En Mosul, los hospitales se vieron desbordados por las personas que llegaron con síntomas por haber inhalado el gas tóxico. Entre las afectados con problemas respiratorios había varios niños y mujeres.
Una imagen satelital de la NASA muestra la propagación de la nube de azufre, que cubrió cerca de una cuarta parte de Irak y llegó al cielo de Turquía, Siria e Irán.
"Nuestras observaciones preliminares sugieren que la mayor parte del dióxido de azufre se mantuvo en la capa límite y la baja troposfera, lo que acentúa el impacto sobre la calidad del aire y la salud", explicó Simon Carn, científico atmosférico de la universidad tecnológica de Michigan.
La coalición internacional, encabezada por Estados Unidos, proporcionó 24.000 máscaras de gas a las tropas iraquíes y kurdas, que avanzan sobre Mosul para liberarla de los terroristas de ISIS.
Paradójicamente, este tipo de ataque terrorista se presenta en tiempos en que la Organización Internacional Marítima estableció regulaciones globales para limitar la cantidad de emisiones de azufre de los buques en alta mar, de acuerdo con lo consignado por Daily Mail.
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