La denuncia de la congresista estadounidense Ileana Ros-Lehtinen, en su testimonio ante el Subcomité para Oriente Medio y el Norte de África, indica que "Irán abrió más de 80 centros culturales en América Latina con el fin de exportar su marca e influencia política en búsqueda de operadores locales que sirvan a sus intereses. Teherán busca una asociación abierta con países conocidos por su retórica anti-estadounidense, incluyendo Venezuela, Bolivia, Ecuador y Nicaragua".
Inmersos en la angustia económica que enfrentan los residentes de Venezuela, los expertos en seguridad han identificado otra causa de preocupación: "Irán se ha infiltrado y construyó una alianza estrecha con traficantes de drogas allí, que está en manos de simpatizantes y agentes de Hezbollah".
El informe indica que Irán está lavando dinero en América Latina y desarrolla en secreto lo que para Teherán es un objetivo estratégico a largo plazo para penetrar la región con actividades asociadas con narcotraficantes venezolanos.
En Venezuela, los analistas de seguridad sostienen que la corrupción comienza con el propio presidente, Nicolás Maduro, quien busca desesperadamente dinero para mantener su presidencia a flote. Los informes estiman que en Venezuela un policía muere todos los días y el número de homicidios per cápita en Caracas es el más alto del mundo.
Las estadísticas nacionales de delincuencia, sin embargo, parecen ser sólo el comienzo tan profundo como alarmante del número de homicidios en Venezuela. Esa amenaza se ha convertido en inminente para todo el hemisferio latinoamericano por parte de la sociedad entre narcotraficantes venezolanos y redes terroristas como Hamas y Hezbollah, dos grupos que actúan a ordenes de Irán. Esta alianza ya ha llamado la atención del Subcomité para Oriente Medio y el Norte de África en 2015: su presidenta, Ileana Ros-Lehtinen, encabezó una audiencia titulada "Irán y Hezbollah en el hemisferio occidental". "El tráfico de drogas financia al terrorismo", declaro Ros-Lehtinen.
"Los informes recientes de las conexiones entre Hezbollah y las FARC en Colombia; el asesinato del fiscal especial de Argentina, Alberto Nisman, y la supuesta conspiración entre la anterior administración de Cristina Fernández de Kirchner en Argentina, ponen en foco de atención a Venezuela e Irán quienes encubren sus actividades y la participación de Hezbollah en el atentado a la AMIA en Buenos Aires no hacen mas que acabar con las dudas sobre las actividades de Irán en América Latina."
A través del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica (CGRI) y Hezbollah como principal brazo terrorista de Irán en el Líbano, Irán extendió sus conexiones a través de la empresa del lavado en toda América Latina. Para ello, ha establecido entidades bancarias, embajadas, centros culturales y empresas, a través de lo cual está construyendo una infraestructura para avanzar en su estrategia expansionista.
Vanessa Neumann, del Instituto de Investigación de Política Exterior, indicó que: "Además de sus grupos terroristas, Irán también tiene una influencia directa en el crecimiento de América Latina impulsado por dos motivos principales: a) la búsqueda de uranio, b) la búsqueda de una base de operaciones cercana al territorio de Estados Unidos con el fin de posicionarse y resistir la presión militar y diplomática, posiblemente mediante la creación de una base de misiles a corta distancia de la parte continental de Estados Unidos. "Las FARC en Colombia y Hezbollah tienen campos de entrenamiento en la región, bases de reclutamiento y redes de ayuda mutua en Venezuela, así como en todo el continente".
Jaime Daremblum indicó a la agencia AFP que "un funcionario involucrado en la lucha contra el terrorismo declaró que la relación entre Venezuela e Irán se está convirtiendo en una asociación estratégica. ¿Cómo explicar de otro modo los vuelos semanales entre Caracas y Teherán, en los cuales no hay controles de Aduanas ni inspecciones de inmigración".
Un informe del Departamento de Estado de EEUU de mediados de 2016 indica que "Venezuela sigue siendo un importante país de tránsito de drogas desde 2014. Venezuela es una de las rutas de tráfico de drogas ilegales preferidas de América del Sur a la región del Caribe, América Central, Estados Unidos, África Occidental y Europa".
Hezbollah tiene altos funcionarios directamente asociados con el tráfico de cocaína en América del Sur, incluido el sindicato del crimen mexicano de Los Zetas. El aumento de apoyo a Hezbollah en el comercio de la cocaína se ve facilitado por una enorme diáspora chiita regional. "Las zonas francas de Iquique, Chile; Maicao, Colombia; y toda Panamá generan gran apoyo financiero y logístico a los grupos terroristas en Colombia, Bolivia y Perú, y ven en la cocaína una lucrativa fuente de ingresos".
De acuerdo con un informe de asuntos militares y estratégicos de EEUU en 2015, "los Guardianes de la Revolución están activos en dos importantes niveles. En primer lugar, la organización lleva los esfuerzos de exportar la Revolución Islámica de Irán, tratando de ampliar la influencia política, ideológica y religiosa en Oriente Medio, Asia Central, África y América Latina. En segundo lugar, ejerce continuamente esfuerzos para socavar la influencia de Estados Unidos en Oriente Medio para dañar los intereses regionales norteamericanos y de sus aliados. La Guardia Revolucionaria hace un amplio uso global de las estrategias asimétricas en su lucha contra Occidente y sus aliados, prefiriendo las tácticas de subversión y terrorismo".
El presidente Barack Obama determinó que Venezuela no había cumplido con sus obligaciones en virtud de los acuerdos internacionales de lucha contra el narcotrafico. Aún así, EEUU permite la asistencia continua a Venezuela en interés de su seguridad nacional. El Departamento del Tesoro de EEUU ha sancionado a varios bancos venezolanos y operadores del régimen venezolano, entre ellos el ex Ministro del Interior y de Justicia.
El Departamento de Estado de EEUU ha denunciado a las petroleras estatales de Venezuela, PDVSA y CAVIM, por su papel en ayudar a Irán a eludir las sanciones de los EEUU que ahora se ha levantado por completo. Al mismo tiempo, el gobierno de EEUU continúa comprando el 10% de su petróleo a Venezuela, lo que equivale aproximadamente a unos 300 millones de barriles por año.