Bob Dylan no deja de sorprender: galardonado con el premio Nobel de Literatura el pasado jueves, para sorpresa de muchos, el cantautor estadounidense todavía no ha hablado con la Academia sueca que le otorgó la distinción.
"La Academia ha hablado con el agente de Dylan y también con el responsable de su gira", explicó a la AFP el canciller de la institución, Odd Zschiedrich. No se había podido contactar directamente con el galardonado, que tampoco se pronunció acerca del premio durante el concierto que ofreció el jueves por la noche en Las Vegas.
Según Zschiedrich, la situación no es completamente extraña. "Ya ha sucedido varias veces, incluso en la época moderna, el hecho de no poder hablar inmediatamente con el laureado", aseguró.
Pero el silencio de la estrella podría resultar molesto para la Academia, que tendrá que defenderse de una elección atrevida y controvertida.
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Tradicionalmente discreto, Bob Dylan es el primer cantautor premiado con el Nobel, consiguiéndolo antes que autores como Salman Rushdie, Adonis o Ngugi wa Thiong'o, favoritos en los círculos literarios.
Según el Washington Post, que contactó a allegados del artista, "Dylan ha guardado silencio todo el día sobre su premio". Uno de sus amigos, el cantante Bob Neuwirth, declaró al diario estadounidense que el cantante "incluso podría no agradecer" el galardón.
La academia sueca cada año invita a los laureados el 10 de diciembre a Estocolmo para recibir su premio de manos del rey de Suecia y dar un discurso durante un banquete. Sin embargo, aún no sabe si Bob Dylan tiene intención de acudir.
Dylan, cuyo verdadero nombre es Robert Allen Zimmerman, es, a sus 75 años, uno de los cantautores más influyentes de la historia de la música, junto con el tándem de los Beatles Lennon-McCartney. Pero parece ser alérgico a los convencionalismos.
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En giras recientes, el artista suele mostrarse desagradable. Nunca tiene una palabra para su público, no se preocupa demasiado por saber si se le ve bien en el escenario y sólo toca sus grandes éxitos en raras ocasiones.
Esto no impide que se agoten las entradas. El jueves por la noche en Las Vegas, Dylan no cambió de costumbres. Casi no tocó ninguno de sus míticos temas, no autorizó ni una sola foto, ni siquiera dedicó un "¡Buenas noches, Las Vegas!". Encadenó las canciones como si de nada se tratara.
"Mis cosas, eran las canciones, lo saben. No eran sermones", declaró en una de las escasas entrevistas que ha dado, en 2004 para la cadena estadounidense CBS. "Si examinan las canciones, no creo que encontréis nada que me haga portavoz de nada".
Con información de AFP
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