Alepo era una ciudad prospera de 2,3 millones de habitantes y de enorme importancia estratégica. Hoy se encuentra dividida entre las fuerzas del presidente Bashar al Assad, los rebeldes sirios, los kurdos y las milicias del Estado Islámico (ISIS, por sus siglas en ingles). Todos luchan por el control de la ciudad.
La parte oriental se encuentra asediada por tropas del gobierno sirio con el apoyo aéreo de Rusia. Según advirtió el pasado jueves la Organización de Naciones Unidas (ONU): "Alepo vive la peor catástrofe humanitaria vista en la guerra civil siria".
Al mismo tiempo, Stephen O'Brien, jefe del área humanitaria de la ONU, declaró luego del fallido alto el fuego que "Alepo no está al borde del precipicio. Está en un terrible descenso al abismo más despiadado e implacable de una catástrofe humanitaria como ninguna de las que se han visto en Siria". Estas declaraciones fueron dadas por O'Brien al inicio de su intervención ante el Consejo de Seguridad de la ONU. Según él, "los ataques de los últimos días han matado al menos a 320 civiles, de los cuales un centenar eran niños, y han herido a 1.256 civiles".
Según denunció el Observatorio Sirio de Derechos Humanos, las tropas gubernamentales y Rusia están llevando a cabo bombardeos incesantes en las últimas horas contra zonas controladas por los rebeldes en Alepo. Esos ataques han dejado más de 386 muertos, 83 de ellos mujeres y 57 niños. "Ayer los ataques continuaron causado 142 nuevas víctimas mortales", informó.
"Es la peor semana que se ha vivido el ultimo año, con docenas de ataques aéreos matando a gente inocente a cada segundo", aseguró a Reuters un habitante de la destruida ciudad.
Los ataques han dejado a la ciudad sin agua ni electricidad y afectan a dos millones de personas. Activistas locales afirman que se han producido 140 bombardeos en las últimas 24 horas. El testigo describe bajo condición de anonimato que el personal sanitario trabaja día y noche sin medicinas y sólo hay tres hospitales operativos, que no son suficientes, no hay alimentos y las morgues están saturadas", informó Reuters.
Moscú recordó en un comunicado del pasado miércoles que "varias veces en los últimos meses se han declarado altos al fuego de 48 y 72 horas en torno a Alepo, pero Rusia está convencida que estas pausas son aprovechadas por los islamistas, para recibir refuerzos, víveres y armamento".
El ministro francés de Exteriores, Jean-Marc Ayrault y el Grupo Internacional de Apoyo a Siria (ISSG, por sus siglas en inglés) confirmaron a la cadena libanesa de televisión LBC "que en Alepo debe contabilizarse entre y un 30% y un 40% de los muertos de la guerra siria", que según las Naciones Unidas ronda un número aproximado a unas 300.000 personas.
La importancia política de Alepo marcó su desgracia actual. Es la segunda ciudad del país y el centro económico de Siria. Estratégicamente, fue la ciudad elegida por la oposición para convertirla en la capital alternativa a Damasco, luego de una posible caída del presidente Al Assad. Los islamistas y el Ejército Libre Sirio (ELS) contaban con la cercanía de la frontera turca -apenas a 40 kilómetros- que hasta 2016 había sido una de las claves que explicaba la capacidad de resistencia de los grupos armados opositores en el control de los barrios orientales de la ciudad.
Turquía era su retaguardia y la principal vía de suministros, pero este apoyo se modificó con el cambio de estrategia del presidente turco Recep Tayyip Erdogan, ahora cercano a Putin, el gran aliado de Damasco. "El giro político de Erdogan fue crucial en las complicaciones y opciones a futuro de la oposición", declaró un oficial del Ejercito Libre Sirio (ELS) al diario libanes An-Nahar el pasado martes.
Mientras, Washington y Moscú se preguntan todavía por qué la batalla dura cuatro años sin que se defina su resultado. La respuesta la da el Observatorio Sirio de Derechos Humanos que sostiene que durante el primer año del levantamiento contra Al Assad, Alepo se mantuvo bajo control del Gobierno. Pero en el 2012, grupos armados de la oposición, en colaboración con un sector del Ejército que desertó, dieron un golpe de fuerza haciéndose fuertes en los distritos del este. Desde entonces la ciudad quedó dividida y no han cesado los combates y bombardeos.
Según el Observatorio Sirio, la división de la ciudad ha estado medianamente fijada por los últimos tres años, pero desde abril último, con apoyo de Rusia e Irán, el Ejército sirio ha logrado cortar la última vía de acceso que quedaba a los rebeldes y establecer un cerco letal para los habitantes de Alepo.
Las últimas declaraciones del secretario de Estado norteamericano, John Kerry, van en línea directa al régimen: "Los bombardeos no cesan porque el Ejército sirio repite la estrategia empleada en otros lugares como Homs. El cerco se ha convertido en un arma de guerra efectiva en Siria", sostuvo Kerry, quien explicó que "la fuerte presencia de grupos armados allí hace que los combates sean casa por casa, generando así un elevado número de bajas. Después de esos ataques, el régimen, junto a la fuerza aérea rusa, bombardea sin descanso en búsqueda de lograr que el enemigo pida negociar una salida".
Según Moscú, el Sheish Al-Fateh (el Ejercito de la Conquista, en lengua árabe) se ha constituido en la principal fuerza de combate contra Al Assad en Alepo, logrando incluso aglutinar elementos muy heterogéneos en la lucha. Es una gran coalición que agrupa a una decena de facciones yihadistas y rebeldes apoyadas por Arabia Saudita y Qatar. Entre estos grupos se destaca la organización Fateh Al-Sham (ex Frente Al-Nusra, desvinculado recientemente de Al-Qaeda) y los salafistas de Ahrar Al-Sham.
Según expertos militares occidentales, la coalición rebelde cuenta con entre 10.000 a 15.000 hombres bien entrenados y muy motivados, de los cuales unos 10.000 están en Alepo. También incluye a miles de yihadistas procedentes del extranjero, disponen de tanques, transporte de tropas y de artillería incautada al Ejército sirio, y de misiles antitanques TOW provistos por los países del Golfo.
Del lado del régimen, la batalla se encuentra a cargo del Ejército y de las milicias de las Fuerzas de Defensa Nacional (FDN). También, de combatientes procedentes de Irán -el otro gran jugador regional- y del Hezbollah libanés, brazo armado del régimen khomeinista en Líbano y Siria. Además de contar con el respaldo de Rusia.
Una publicación de Almasdarnews, un sitio web favorable a Al Assad, indicó el martes pasado que las fuerzas gubernamentales llevaron 100 tanques y 400 transportes de tropas a Alepo, donde disponen de entre 30.000 y 40.000 hombres.
La cadena BBC estima que el baño de sangre en Alepo continuará por varias semanas, ya que la batalla ocurre en un momento importante del conflicto. Por un lado, la intervención rusa salvó del colapso al régimen de Al Assad y lo impulsó hacia el éxito militar. Al tiempo que en Occidente, los políticos ya no piden la salida del mandatario sirio, sino que virtualmente le están concediendo la victoria.