El presidente de Brasil, Michel Temer, quien se estrenó en la tribuna de la ONU, fue el primero de los 135 jefes de Estado y de Gobierno en hablar en el debate anual de la Asamblea General.
En su discurso, se refirió a la crisis en Siria, al acuerdo de paz en Colombia, al drama de los refugiados y a la situación política en su país: "Hemos dado un ejemplo al mundo", expresó al referirse al proceso de impeachment que acabó con la destitución de Dilma Rousseff.
También dio un mensaje de optimismo a los mercados para que éstos inviertan en Brasil: "Traigo a las Naciones Unidas un mensaje de compromiso total a los mercados".
Antes de eso, lanzó una crítica a los gobiernos del mundo: "Este estado de inacción política hace que se profundicen las guerras. No podemos quedarnos atrás ante estos desafíos. Debemos transformar todo esto con la diplomacia. Una diplomacia decidida pero sobria", comentó.
Y agregó: "Queremos unas Naciones Unidas que busquen resultados para enfrentarse a los desafíos. La ONU no puede ser reducida a un punto de observación, sino que debe buscar soluciones eficaces. Luchar contra el crimen organizado requiere que trabajemos mancomunadamente".
El presidente brasileñó habló de la crisis en Siria y del conflicto entre Israel y Palestina: "Siria es todavía una fuente de sufrimiento. Estamos preocupados por la falta de procesos de paz entre Israel y Palestina".
Sin embargo, destacó que "no todas las noticias son malas. Celebramos la victoria de la diplomacia en el tratamiento del acuerdo nuclear iraní. Esperamos un cumplimiento total de este acuerdo. Celebramos los acuerdos entre el gobierno colombiano y las FARC. Quiero felicitar a Juan Manuel Santos. Y quiero felicitar también la renovación de la diplomacia entre Cuba y EEUU".
Respecto a los acuerdos de París, afirmó: "Brasil tiene un compromiso con el ambiente. Siempre lo ha tenido y seguirá siendo así".
También se refirió a los derechos humanos y afirmó que hay "muchos lugares en el mundo en el que no se respetan" y hay "arbitrariedades".
En la previa, el presidente brasileño defendió que es hora de convertir en "medidas concretas" los compromisos internacionales para proteger a los refugiados y destacó el trabajo que su país ha hecho en ese sentido en los últimos años, recibiendo a más de 95.000 refugiados de 79 nacionalidades.
Hizo hincapié en la necesidad de dar la bienvenida a los migrantes y recordó que, para Brasil, las personas llegadas de otros países representan una "parte especial" de la identidad nacional.
Temer recordó que el parlamento brasileño está tramitando una nueva ley para garantizar los derechos de los migrantes y evitar su criminalización.
Al mismo tiempo, urgió a "no cerrar los ojos ante las causas profundas" de los movimientos de personas de unos países a otros. "Sólo soluciones negociadas adecuadamente para las crisis políticas y un desarrollo inclusivo para todos evitarán el desplazamiento de grandes grupos de población", subrayó.
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