Tras ser vetados para peregrinar a La Meca por los desacuerdos entre Teherán y Arabia Saudita, multitud de fieles iraníes chiitas confluyeron en la ciudad santa de Kerbala, en Irak, al final de un peregrinaje alternativo.
La prohibición que ha impedido a los iraníes realizar la peregrinación del Hajj este año ha derivado a cientos de miles al santuario del imán Hussein, uno de los lugares más santos del islam chiita.
"Creo que el número de peregrinos alcanzará el millón, el 75% de ellos, iraníes", dijo un funcionario del santuario, Adel Al Musawi, a la agencia AFP.
No todos ellos habían planeado viajar a La Meca pero muchos de los 64.000 iraníes que consiguieron los permisos para realizar la peregrinación este año acabaron por acudir a la ciudad santa iraquí este fin de semana.
Visitar el santuario del imán Hussein no tiene el mismo significado religioso que la celebración del hajj, uno de los pilares del Islam y una obligación para los musulmanes, que tienen que hacerlo al menos una vez en la vida si cuentan con los medios necesarios.
Pero los seguidores de la rama chiita del islam se sienten más cómodos en Kerbala que en La Meca, donde alrededor de 2.300 personas murieron en una estampida el año pasado, incluidos 464 iraníes.
"Kerbala es normal para nosotros. Siempre venimos aquí. Este año nos han bloqueado el camino (a La Meca) y nadie puede ir", dijo Shukrullah, un peregrino iraní, sentado en una alfombra cerca de las puertas del mausoleo. "Es nuestro deber venir aquí. Este es un país islámico. Es bueno", añadió.
Irán acusó a Riad de incompetencia en su investigación del desastre de 2015, así como de no haber tomado las precauciones necesarias para la peregrinación de este año.
Al final, ambos países no llegaron a ningún acuerdo y Arabia Saudí acabó denegando la entrada a los peregrinos iraníes. Desde entonces, se produjo un cruce de acusaciones. El guía supremo iraní, el ayatolá Ali Jamenei, dijo que la familia real saudí era "maldita y maléfica", a lo que el gran muftí saudí respondió diciendo que los iraníes "no son musulmanes".
Para la ciudad, situada a unos 80 kilómetros al suroeste de Bagdad, este influjo extra de peregrinos no tiene nada de extraordinario.
"Hemos preparado el transporte, el alojamiento y la seguridad. Estamos acostumbrados a otros acontecimientos mayores, como el Arbaeen (una ceremonia que marca los 40 días después de la muerte del imán Hussein, en 680), así que podemos manejar esto", declaró el gobernador de Kerbala, Aqeel al Turaihi.
En el sermón del viernes, se hizo un llamado a la tolerancia entre todos los musulmanes, pues el resentimiento podría cundir entre aquellos fieles iraníes a quienes se les impidió acudir a La Meca, donde el hajj comenzaba este sábado.
Fuente: AFP
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