El presidente Barack Obama canceló la reunión que tenía programada para el martes con el nuevo mandatario filipino Rodrigo Duterte, en un intento de distanciarse del gobernante de un país aliado de Washington durante una gira diplomática en la que ha tenido que estar muy cerca de controvertidas figuras mundiales.
Es inusual que un presidente indique a otro lo que deba decir o no, y mucho más raro que uno de ellos llame al otro "hijo de puta". Duterte hizo ambas cosas poco antes de viajar a Laos para asistir a una cumbre regional al advertir a Obama que no le cuestionara las ejecuciones extrajudiciales en Filipinas.
"Evidentemente es una persona pintoresca", dijo Obama en referencia a Duterte. "Lo que ordené que hicieran los integrantes de mi equipo es que conversaran con sus colegas filipinos y averiguaran si éste es un momento en el que podemos tener algunas conversaciones constructivas y productivas".
A primeras horas del martes, el portavoz del Consejo de Seguridad Nacional, Ned Price, dijo que se canceló la reunión con Duterte.
El gobernante filipino está bajo intenso escrutinio global debido a la ejecución de más de 2.000 presuntos traficantes y drogadictos desde que asumió la presidencia.
Obama había dicho que tenía previsto plantear el asunto en su primera reunión con Duterte, pero el gobernante filipino insistió en que él sólo escuchaba al pueblo de su país.
"Usted debe ser respetuoso", dijo Duterte en referencia a Obama. "No sólo haga preguntas". Duterte dijo en tagalo la frase correspondiente a "hijo de perra": "Putang ina, le insultaré en ese foro". El presidente filipino hizo sus declaraciones a la prensa en Davao.
Ansioso de mostrar que no cedería, Obama señaló que "sin duda" planteará sus inquietudes respecto a derechos humanos y el debido proceso "si y cuando" haya una reunión entre ellos.
Con información de AP