Se volvió una amenaza. Eso creen que sucedió con lo que creían era una de las medidas más purificadoras del islam en comunidad. El burka, la vestimenta más parecida a una cárcel para las mujeres, fue prohibida por el grupo terrorista Estado Islámico (ISIS, por sus siglas en inglés) en un pequeño pueblo del norte de Irak, por temor a ataques.
La insólita y contradictoria medida fue tomada luego de que varios oficiales de ISIS fueran abatidos por mujeres cuyos rostros estaban completamente cubiertos por este vestido que cubre no sólo la cara, sino todo el cuerpo.
Así pues, según indicó el sitio Al Alam News Network, las autoridades de Nínive aplicarán una nueva versión de la sharia –la ley islámica que rige las vidas de las personas– relativa a las mujeres en edificios públicos y de seguridad. Hasta hace apenas semanas, quienes no llevaran este tipo de ropa eran flageladas por la policía moral de ISIS.
El burka ha sido un símbolo de la opresión ultraislámica en los pueblos conquistados por el grupo terrorista. Pero no sólo en las ciudades de ISIS se aplica de manera estricta esta norma musulmana. En países chiitas y sunitas también se aplica. Irán y Arabia Saudita son ejemplos del infierno que significa para las mujeres vivir bajo el sometimiento social de los hombres.
El mes último, en Manbij, Siria, las mujeres fueron las que más celebraron la expulsión del Estado Islámico de ese pueblo. La mayoría posó frente a las cámaras de los reporteros gráficos y se sacaban y quemaban sus burkas. Un símbolo de la liberación que vivían. Un símbolo al que ahora –irónicamente– ISIS teme.
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