La más alta instancia administrativa francesa suspendió la orden de prohibición del burkini adoptada por una localidad del litoral mediterráneo, porque no hay "riesgos probados" para el orden público.
Esta decisión, acogida positivamente por representantes del culto musulmán en Francia, debería sentar jurisprudencia para la treintena de municipios que emitieron órdenes similares contra el uso del traje de baño islámico que causaron una intensa polémica en Francia y en el extranjero.
Durante la polémica, el presidente François Hollande instó a no ceder a la "provocación" ni a la "estigmatización" aunque no se pronunció sobre los textos de los decretos locales sobre el burkini en un país que cuenta con la comunidad musulmana más importante de Europa.
La decisión de los ayuntamientos también provocó revuelo a nivel internacional. El director del programa Europa de Amnistía Internacional, John Dalhuisen, consideró que la justicia francesa tiene "la oportunidad de anular una prohibición discriminatoria que se funda y que nutre los prejuicios y la intolerancia".
Unas fotografías publicadas el martes por el New York Times en las que se veía a cuatro policías increpando a una mujer con velo en una playa de Niza causaron conmoción. La prensa alemana mencionó una "guerra de religión" y el alcalde de Londres, Sadiq Khan, consideró que "nadie debería dictar a las mujeres lo que deben llevar".
Sin mencionar el término burkini, las órdenes municipales exigen que se acuda a las playas con atuendos que respeten "las buenas costumbres y la laicidad", aunque en realidad se apunta contra los trajes de baño islámicos.
Varios alcaldes basaron su decisión en la necesidad de garantizar "el orden público", amenazado, según ellos, por atuendos que "manifiestan de manera ostentatoria una filiación religiosa" y mencionaron el contexto particularmente tenso en el litoral mediterráneo tras el atentado yihadista que dejó 86 muertos en Niza el pasado 14 de julio.
Sin embargo, el abogado de la Liga de Derechos Humanos (LDH) Patrice Spinosi denunció el jueves una "vulneración de la libertad de conciencia y de religión". El miércoles, el Consejo Francés de Culto Musulmán (CFCM) dio cuenta al gobierno de la "fuerte emoción y fuerte preocupación" de los musulmanes franceses.
La cuestión también fue fuente de discrepancias dentro del gobierno. Mientras que el primer ministro, Manuel Valls, apoyó las prohibiciones, la ministra de Educación, Najat Vallaud-Belkacem declaró que "la proliferación" de ordenanzas contra el burkini no era "bienvenida" y aseguró que se trata de un "deriva política" que "libera el discurso racista".
Asimismo, la ministra de Salud, Marisol Touraine, dijo que teme una "estigmatización peligrosa para la cohesión del país". En las filas de la oposición, el expresidente francés Nicolas Sarkozy, candidato a las elecciones primarias de la derecha, calificó el jueves al burkini de "provocación" y propuso prohibir también los signos religiosos en las empresas, administración, universidades, etc.
Fuente: AFP
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Prohibir o no el burkini, el debate que tiene en vilo a los franceseshttps://t.co/phSdfloncm pic.twitter.com/pFlXgZToXe
— Infobae América (@InfobaeAmerica) August 17, 2016