Millones de personas lo recordaron: en Siria hay una guerra civil. El recuerdo, sutil y pasajero, regresó en forma de fotografía. Fue aquella imagen del pequeño Omran Daqneesh, de cinco años y cubierto de polvo, sentado en una butaca naranja, la que abrió momentáneamente los ojos al mundo.
Su rostro con manchas de sangre, el pelo desordenado y su mirada perdida y en shock, fueron los ingredientes lamentables que alimentaron la intriga. El sábado una pésima noticia lo inundó. Su hermano Alí, de 10 años, murió como consecuencia de las heridas sufridas durante el mismo ataque en Alepo.
Sin embargo, no era el primer niño de la guerra civil alentada por el régimen sirio de Bashar al Assad que sufría las consecuencias de los ataques planeados desde Damasco y desde Rusia, el aliado que bombardea a los rebeldes sirios. En días recientes otras seis imágenes recorrieron las redacciones de los diarios del mundo y fueron publicadas sin que llamaran la atención.
Esas fotografías son enviadas a grupos de Whatsapp por los médicos que atienden a los niños en diversos hospitales de Siria. Muchas veces se viralizan, otras sólo consiguen indiferencia. Es la única manera que tienen de mostrarle al mundo lo que allí ocurre, aunque muchas veces el mundo mire para otro lado.
Ahmad Tadifi
Con dos años, este niño fue recibido en el mismo hospital en el cual se atendió a Omran el miércoles pasado. Durante el caso de los bombardeos, Ahmad quedó separado de su familia y llevado al centro de salud. Fue operado de su cabeza, sus piernas y brazos. Fue mantenido en una unidad de cuidados intensivos. En la tarde del viernes, murió.
Aisel Hajar
"La Cenicienta de Siria". Ese fue el apodo que le colocaron a la pequeña de dos años, quien padeció heridas en su cabeza y en sus pies. La niña llegó ensangrentada al hospital Al Quds, con unas simpáticas sandalias y medias blancas, una de las cuales estaba teñida de sangre.
Rouwaida y Rana Hanoun
Las hermanas de 5 años y 7 meses también fueron heridas gravemente el miércoles pasado, durante los bombardeos que Damasco realizó sobre varios vecindarios de Alepo. Sufrieron heridas de metralla. La mayoría, leves. El horror, sin embargo, está impregnado en sus rostros, como la sangre que pareciera querer quedar sellada en la piel. Fueron dadas de alta 24 horas después.
Amal y Hikmat Hayouk
Cuatro y seis años. Los hermanos escuchaban a diario disparos y vuelos de aviones, pero no creyeron que uno bombardearía su hogar. Así ocurrió el miércoles pasado, en el vecindario de Sakhour. Sus heridas, según indicó el diario The New York Times, no fueron significativas. Pero el miedo no saldrá fácil de sus caras.
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— infobae (@infobae) September 3, 2015