Una multitud armada entró en una sala de rezo musulmana en el norte de Birmania que quedó completamente arrasada, en el segundo episodio de este tipo en ocho días, en un país donde la violencia sectarias tiene una larga historia, informó el sábado la prensa local.
Las tensiones entre budistas y musulmanes, especialmente las que rodean a la comunidad de los Rohingyas, supone uno de los mayores desafíos a los que se enfrenta el primer gobierno civil en el país en décadas, liderado por Aung San Suu Kyi.
El viernes, habitantes de Hpakant, ciudad minera del estado de Jachin, saquearon una mezquita con ayuda de "palos, cuchillos y otras armas" antes de prenderle fuego, informó el Global New Light of Myanmar.
“La multitud era totalmente incontrolable. El edificio fue arrasado por los asaltantes”
"La multitud era totalmente incontrolable. El edificio fue arrasado por los asaltantes", según el diario, que explicó previamente se había producido un conflicto por la construcción de la mezquita.
Por el momento no se ha producido ninguna detención, añadió la misma fuente, aunque el sábado las fuerzas de seguridad habían sido desplegadas en la ciudad, explicó a la AFP Nashi Naw Lawn, de la ONG Kachin Network Development Foundation.
Hace ocho días, decenas de budistas saquearon una mezquita y una escuela islámica en el centro del país, que vive un ascenso del budismo radical.
En 2012, en una ola de violencia similar que sacudió el oeste del país, más de 200 personas fueron asesinadas en pocas semanas, la mayoría musulmanes de la etnia Rohingya, y miles de ellos debieron huir de sus aldeas.
Aung San Suu Kyi, premio Nobel de la Paz, ha sido criticada en el extranjero por su silencio sobre la situación de los Rohingyas, de los que la mayoría son apátridas y han huido del país por millares.