Su esposo la había dejado y ella estaba desesperada. Con dos hijos pequeños y sin trabajo, se sintió desamparada. Entonces, una amiga la convenció de acudir a un exorcista.
El elegido fue Pradeep Kumara Perera, de 54 años. El hombre empezó a visitar asiduamente a Walpola Neelanyani en su casa de Thalangama. Las sesiones espirituales no sirvieron para que el marido se decidiera a volver, pero sí para unirlos. Con el correr de las semanas empezaron un amorío.
Como ella seguía estando casada, la relación era escandalosa para la familia. Tanto, que la obligaron a dejarlo. Pero el exorcista no estaba dispuesto a irse de su vida. Siguió frecuentándola e incluso la ayudó a vender una propiedad. A cambio, pretendía una comisión de 7.000 dólares.
El desastre se precipitó cuando Neelanyani se negó a pagarle, argumentando que ella suponía que había sido un favor, no un trabajo. Perera empezó a perseguirla para recuperar su amor y el dinero. Ella decidió denunciarlo a la Policía.
Cuando le llegó una citación para dar explicaciones, el exorcista enloqueció y tomó una fatídica determinación. La fue a buscar a su casa con una granada en la mano. La esperó en la puerta y, cuando salió, se abalanzó sobre ella y la hizo explotar.
Perera y Neelanyani murieron en el acto. También Sirimathi Walpola, la tía de 72 años que estaba con ella en ese momento. La hija de nueve años resultó herida por el estallido, pero sobrevivió.