Un grupo de científicos de la Universidad Estatal de Oregon, Estados Unidos, realizaron una investigación sobre las aguas de Nueva Zelanda, en el océano Pacífico, para determinar cómo era el comportamiento de las ballenas azules. Para Leigh Torres, responsable del estudio, la imagen mostrada desde un drone es sumamente extraña. En ella puede verse cómo la ballena azul se alimenta de krill en una oportunidad, pero lo deja de lado en otro momento.
Para Torres la discriminación que hacen cada uno de estos mamíferos -los animales más grandes del planeta- según la cantidad de alimento que puedan consumir no es aleatoria. Las imágenes muestran que la aceleración que imprime la ballena al momento de comer requiere una energía tal que deberá ser compensada con la comida que tiene frente a sí. Si el krill no es suficiente, preferirá no "agostarse".
Las imágenes permiten determinar que la velocidad de la ballena al momento de devorar el krill es de 10,7 kilómetros por hora, luego abre su boca y disminuye su movimiento a 1,7 kilómetros por hora. Ese esfuerzo demuestra que las ballenas realizan elecciones sobre cuándo comer y cuánto. "La ballena determinó que la cantidad de krill que consumiría y el esfuerzo que tomaría no valían la pena el esfuerzo de frenar", indicó Torres al describir la segunda escena.
Las ballenas azules son una especie en peligro. Durante el siglo XX fueron objeto de una depredación absoluta. Su población pasó de 200 mil a unas 2 mil en la actualidad. Los esfuerzos científicos para salvarla son continuos. Sin embargo, habrá que esperar las próximas décadas para determinar si podrán salvarse de la irresponsabilidad humana.
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