El mundo volverá a batir, "muy probablemente", el récord de temperatura en 2016, con un incremento de 1,2 grados centígrados respecto del nivel de la era preindustrial, anunció este lunes la Organización Metereológica Mundial (OMM).
"Si eso se confirma, el siglo XXI habrá registrado 16 de los 17 años más calurosos desde que empezaron los registros", de temperatura del mundo, a finales del siglo XIX, informó el organismo, que depende de la ONU. Hasta ahora, el récord fue marcado el año pasado.
"Todo parece indicar que 2016 será el año más caliente" que se haya registrado hasta ahora, expresó la OMM mediante un comunicado durante la conferencia de la ONU sobre el clima (COP22) que se celebra en Marrakech.
La tendencia de recalentamiento aumentó en 2015/2016 a causa de El Niño, el fenómeno meteorológico que afecta al Pacífico, explicó la OMM. El Niño provoca, mediante corrientes de aire caliente, un aumento de las temperaturas cada cinco años aproximadamente. Empezó a disiparse hacia el final de la primavera de 2016.
Los indicadores relativos al cambio climático también muestran valores récord, advierte la institución. La señal más evidente del aceleramiento del fenómeno es la concentración de gases con efecto invernadero en la atmósfera.
La única región continental donde la temperatura fue inferior a lo normal está situada en la zona subtropical de Sudamérica (norte y centro de la Argentina, una parte de Paraguay y de Bolivia).
Por su parte, el casquete ártico se ha encogido a niveles desconocidos, y regiones enteras de Groenlandia sufren enormes épocas de deshielo. "En algunas regiones árticas de la Federación Rusa, la temperatura era superior en cifras que oscilan entre 6 ºC y 7 ºC a lo normal" destacó Petteri Taalas, el secretario general de la OMM.
El tratado de París pide limitar el aumento de las temperaturas hasta 2 grados o incluso 1,5 grados desde la revolución industrial.
Entre las consecuencias humanas, las más graves se han producido en Haití (540 muertos por el ciclón), y por las inundaciones en China y Sri Lanka (más de 500 muertos), a los que se suman millones de damnificados por los ciclones y tornados, y el desplazamiento forzado de 14,7 millones de personas por sequías e inundaciones, principalmente en el sudeste asiático.
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