En medio de las tensiones extremas entre Corea del Norte y la comunidad internacional, luego de que el dictador Kom Jong-un amenazara con destruir la isla estadounidense de Guam con sus misiles como respuesta a las sanciones impuestas por la ONU, un gigantesco desfile en la capital Pyongyang se presentó como la última de una serie de provocaciones entre ambos bandos.
Decenas de miles de personas se reunieron en la plaza Kim Il-sung el miércoles con banderas y el puño en alto, en lo que parece ser una señal de apoyo al líder supremo ante la posibilidad de una guerra nuclear.
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