En el centro de la capital alemana, a pocos metros de la Puerta de Brandemburgo y la Potsdamer Platz, y entre puestos de venta de currywurst y souvenirs, un edificio cuadrado y gris se alza sobre la calle Glinkastrasse.
Se trata del "City Hostel Berlin", un hotel de bajo costo para jóvenes turistas con una valoración muy buena en el sitio especializado TripAdvisor y que cuenta con sala de juegos, un bar en el sótano y un amplio número de habitaciones privadas y compartidas.
Pero ahora el gobierno alemán amenaza con cerrarlo por una sorprendente razón: el edificio del hotel pertenece al régimen de Corea del Norte y las ganancias que obtiene atentan contra el paquete de sanciones internacionales a las que Alemania ha adherido para intentar frenar su programa nuclear, que en los últimos meses viene manteniendo en vilo al mundo.
El "City Hostel Berlin" renta el edificio a la embajada norcoreana, instalada inicialmente en Alemania Oriental mucho antes de la caída del muro y la reunificación del país en 1990. La delegación diplomática, que en tiempos de la República Democrática de Alemania llegaba al centenar y hoy cuenta con apenas 10 funcionarios, también alquila otro de sus edificios para realizar convenciones.
"Tenemos que incrementar la presión para que Corea del Norte vuelva a sentarse en la mesa de negociaciones. Eso significa que debemos implementar consistentemente las sanciones impuestas por las Naciones Unidas y la Unión Europea", dijo el martes el secretario del ministerio de exteriores alemán, Markus Ederer, según la agencia Reuters.
"De esta manera, es particularmente importante que hagamos aún más para cortar los recursos financieros utilizados en el programa nuclear", agregó. El gobierno alemán busca de esta manera prohibir que Pyongyang alquile los edificios que posee en Alemania.
Las instalaciones se alquilan desde 2004. Según el periódico bávaro Die Süddeutsche Zeitung, sólo el hotel, que ofrece una cama en cuarto compartido por unos 17 euros y el desayuno por 5, abona 38.000 euros al mes por el arriendo.
Esto viola directamente la resolución 2321 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, aprobada en noviembre de 2016 luego de la quinta prueba nuclear de Pyongyang, que prohíbe al régimen utilizar su infraestructura en el extranjero para actividades que no sean consulares o propias de las actividades de la embajada.
El anuncio se da en medio de una tensión extrema en la región de la península coreana, con amenazas de guerra nuclear cruzadas entre Estados Unidos y Corea del Norte, una escalada militar sin precedentes y pruebas misilísticas y ejercicios militares con fuego real.
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