Abandonado y desmoronado: así está el campo militar alemán de Wünsdorf, utilizado por los soviéticos durante la Guerra Fría

La ciudad, ubicada a 40 kilómetros de Berlín, fue abandonada por el Ejército Rojo en 1994. Aún conserva una estatua de Lenin y era conocida como la “Pequeña Moscú”

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Una serie de imágenes muestra cómo quedó la base militar alemana de Wünsdor, utilizada por los nazis durante la Guerra Mundial y luego por los soviéticos en la Guerra Fría.

La ciudad aún mantiene una estatua de Lenin (Getty)
La ciudad aún mantiene una estatua de Lenin (Getty)

El lugar está visiblemente abandonado y desmoronado, luego de que el Ejército Rojo abandonara las instalaciones en 1994.

Durante la Guerra Fría vivieron cerca de 75.000 soviéticos
Durante la Guerra Fría vivieron cerca de 75.000 soviéticos

Sin embargo, aún se encuentra una estatua de Lenin.

La ciudad está abandonada y prácticamente desmoronada
La ciudad está abandonada y prácticamente desmoronada

Conocido en su momento como la "Pequeña Moscú", el campo militar albergó a 75.000 hombres, mujeres y niños soviéticos, consigna Daily Mail.

Wünsdorf contaba con un teatro y una piscina olímpica
Wünsdorf contaba con un teatro y una piscina olímpica

Wünsdorf fue la base más grande para las tropas soviéticas en la Alemania Oriental comunista hasta su retiro en agosto de 1994 después del final de la Guerra Fría y la reunificación de Alemania.

Los soviéticos abandonaron la ciudad en agosto de 1994
Los soviéticos abandonaron la ciudad en agosto de 1994

Ubicada a 40 kilómetros de Berlín, la ciudad contaba con escuelas, tiendas, teatro y una piscina olímpica.

El campo militar también fue utilizado por los nazis durante la Segunda Guerra Mundial
El campo militar también fue utilizado por los nazis durante la Segunda Guerra Mundial

Había incluso trenes diarios que iban de Wünsdorf a Moscú.

Destrucción y abandono
Destrucción y abandono
Los soviéticos abandonaron la ciudad en 1994
Los soviéticos abandonaron la ciudad en 1994

Actualmente, el campo militar es revisado por Juergen Naumann, el último cuidador de la antigua sede del Ejército Rojo.

"Es una pena que este lugar nunca fue utilizado después del cambio [cuando fue devuelto al gobierno federal]", manifestó.

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