La leyenda del pop George Michael falleció el pasado 25 de diciembre de un paro cardíaco en su mansión de Oxfordshire, Londres. Tenía 53 años.
Ya han pasado más de 40 días desde la trágica Navidad, y el músico sigue sin ser enterrado. La policía no consideró en un primer momento como sospechosa la defunción, pero el resultado "no concluyente" de la autopsia generó dudas. Por eso, las autoridades ordenaron un examen toxicológico cuyos resultados no estarán antes de finales de febrero.
De acuerdo con The Sun, la principal hipótesis sobre la muerte del intérprete de "Faith" es la de la sobredosis de drogas, pero los análisis más detallados tardan varias semanas en conocerse. Así, y aunque la policía no cree que la muerte se debiera a nada sospechoso, el cuerpo de Michael podría no recibir sepultura hasta fin de mes.
Estos nuevos exámenes generan incertidumbre, pero la policía británica continúa sosteniendo que se trata de un procedimiento normal y que necesitan estar completamente seguros de la causa de su muerte.
Hace dos semanas el primo del cantante confesó en una entrevista para la BBC que sospechaba que había muerto de una sobredosis. Según su versión el artista falleció después de haber "mezclado antidepresivos y otros fármacos, además de alcohol".
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