Garrett Higgs arribó a su casa de Port St. Lucie, en Florida, el pasado martes. Abrió la puerta y escuchó unos gemidos que llegaban de la habitación principal. Creyó lo peor: sospechó que su amada esposa Flavia Higgs estaba engañándolo con otro. Entonces, cegado de celos, irrumpió en el cuarto matrimonial.
Pero la sorpresa fue otra: la señora Higgs estaba masturbándose y llegando al climax. Enfureció de inmediato, saltó sobre su marido y comenzó a golpearlo sin detenerse. De inmediato, por los ruidos, la violencia y el escándalo generado, Flavia decidió llamar al 911. Personal del Departamento de Policía de Port St. Lucie llegó de inmediato a la vivienda.
En el reporte policial, el agente a cargo del incidente escribió: "(Garrett) dijo que llegó a casa y escuchó gemidos, explicó que él y su esposa han estado separados desde hace un tiempo y que dormían en dormitorios separados y que no habían intimado desde hacía más de un año". Y continúa: "Dijo que cuando escuchó (los gemidos), se dirigió a la habitación y continuó oyendo el mismo ruido de satisfacción. Dijo que la puerta estaba cerrada y que ella no respondía". Al cabo de unos segundos, se las ingenió para ingresar y fue allí cuando se produjo la gresca.
La mujer, tras hablar con los oficiales de policía que se acercaron hasta la propiedad, confirmó la historia, aunque aclaró que no recordaba si le había pegado con el puño cerrado o con la mano abierta. "Contó que estaba dándose placer a sí misma y que él empujó la puerta para ingresar a la habitación". Lo hizo sin golpear, desde luego.
Flavia Higgs fue llevada detenida por haber sido la que inició el contacto físico y la agresión. Horas después fue puesta en libertad, pero podría afrontar cargos más severos si el marido inicia una denuncia.
MÁS TEMAS: