Al parecer las siestas a mitad del día ya no deben ser vistas como algo prohibido. O al menos eso es lo que expertos de la Universidad de Pensilvania creen, al afirmar en un reciente estudio que tomarse un breve descanso para renovar energías es algo saludable y hasta recomendable.
Fue específicamente el doctor David Dinges citado por el Wall Street Journal y jefe de la división de sueño y cronobiología de la escuela de medicina Perelman, quien compartió los consejos para llevar adelante y de manera eficiente una práctica milenaria, que según el contexto histórico y cultural, ha ido gozando de mayor o menos prestigio.
Dinges, un prestigioso miembro de la Academia Americana de la Medicina del Sueño, compartió al periódico financiero que existen básicamente dos formas de siesta: la voluntaria y aquella que se da de forma involuntaria, en la mayoría de los casos por una fatiga excesiva.
"Las siestas voluntarias vienen a completar los requerimientos de sueño y tienen grandes beneficios para la salud" afirmó el galeno, quien resaltó la diferencia con las siestas involuntarias. "Estas son signo de que alguien no tiene la fortaleza de permanecer despierto".
El especialista agregó que si una persona puede dormir al menos seis horas cada noche y sumar unos 45 minutos de siesta durante el día, no existe riesgo de desarrollar lo que el denominó como "deuda de sueño". Los doctores coinciden que 7 horas de sueño cada 24 horas es el ideal a alcanzar.
Todos aquellos que no logren cumplir con la cuota recomendada pueden intentar dormir una siesta reparadora alrededor del mediodía, algo para lo que los humanos están biológicamente preparados según los científicos, a pesar de que vivimos en un mundo que no alienta el descanso sino la vorágine imparable de la rutina diaria.
Tanto Dinges como varios de sus colegas rescatan que la civilización humana evolucionó mayormente en climas ecuatoriales, donde las altas temperaturas obligaban a muchos a tomar una siesta reparadora durante el día para mejorar el rendimiento laboral.
Los expertos recomiendan no complicarse demasiado a la hora de elegir dónde tomar una siesta. El sitio para llevar adelante el ritual de relajación deberá cumplir con pocos requisitos básicos: deberá ser fresco, oscuro y silencioso. Además, todo dispositivo electrónico deberá ser abandonado al menos por unos minutos dado que la luz de las pantallas puede afectar la habilidad para conciliar el sueño.
Otro aspecto que muchos olvidan priorizar es que aquel que toma la siesta deberá sentirse en un entorno seguro, por lo que un lugar público como un aeropuerto, el tren de regreso a casa o una oficina con paredes de vidrio podrían no ser los lugares ideales para realmente dejarse llevar por el sueño.
Independientemente del lugar y el momento del día, todos aquellos que decidan tomar una siesta deberán ponerse una alarma para no dormir de más. Los expertos recomiendan que el período de descanso no sea menor a 15 minutos ni mayor a una hora, para de esta forma no afectar el hábito de sueño nocturno.
Una taza de café resultará ideal para poder volver a funcionar durante el resto del día y retomar las obligaciones hasta llegada la noche. "Estar despierto es como cargar una mochila sobre la espalda" aseguró el doctor Dinges. "Cuanto más tiempo permaneces despierto, mayor peso le agregarás".
Al parecer tomar una siesta ayuda a alivianar esa carga y son solo 15 minutos los que cualquier persona necesita para sentirse renovada. Ese breve período alcanzará para alivianar algo de la presión de sueño que generan las actividades diarias y poder funcionar de manera más eficiente durante la semana.
LEA MÁS: