Aaron Wollin es un hombre que vive su vida al limite. Cuando está sobre el escenario se transforma en Short E Dangerously, donde arma un espectáculo que lleva al público al frenesí: lanza cuchillos, se balancea sobre dos bolas de bolos, camina sobre vidrios con sus manos.
"Las emociones que sienten en el escenario son viscerales. Son dos masas de energía que se chocan", afirma.
Y cuando el espectáculo termina, el personaje temerario desaparece y se revela al verdadero Wollin, un hombre con una vida normal en la que hace lo que quiere y cuando quiere, y tener medio cuerpo no le impide disfrutar de las cosas que le gustan.
Aaron Wollin nació con una extraña condición congénita llamada sacral agenesis, que afecta la parte baja de la columna vertebral y no permite el desarrollo de las extremidades inferiores.
Desde hace 20 años está en el mundo del entretenimiento y hace cinco es parte del elenco de un circo con el que viaja por todos los Estados Unidos. "Vivo una vida de rockstar que mucha gente solo la puede soñar", dice.
Wollin tuvo una adolescencia, como él mismo la describe, un poco dura. Sin embargo, sus padres lo criaron para que enfrentara el mundo sin complejos ni limitaciones. Su madre fue un gran apoyo e inspiración en su vida, reporta The National Geographic.
"Wollin es un gran ejemplo de que no hay que quedarse sentado en casa y sentir lástima por uno mismo y, en cambio, salir adelante como cualquier persona debería", dice Brian Lehmann, un reportero gráfico que documentó su vida para National Geographic.
Wollin, además de artistas circense, es un casanova. Una vez, cuando terminó un show, una mujer le regaló una docena de rosas. Y con sus amigos músicos, con quien se va de gira, siempre logra alguna conquista. Sin embargo, algunas veces lo discriminan por su discapacidad.
"Sí, recibo comportamientos no deseados, pero esa gente es solo ignorante o asumen algo de mí que es incorrecto", dice. Además, cuenta que hay gente que se le acerca en la calle y le da dinero creyendo que es un incapacitado que pide limosnas o se encuentra con personas imprudentes que sin conocerlo le hacen preguntas personales.
Wollin cumplirá pronto 40, y a pesar de que los años le han dejado secuelas en sus ligamentos y músculos -Wollin utiliza sus manos para caminar-, afirma, medio en broma, que el día que pare con su estilo de vida va a ser cuando caiga muerto sobre el escenario.
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