Estamos en Miami Beach. Tenemos dos alternativas: refugiarnos o escapar. A esta hora, es improbable saber cuál es el mejor plan. Se espera que el huracán Irma traiga toda su furia a estas playas el domingo a primera hora.
Parece un pueblo fantasma. El silencio solamente es interrumpido por algún taladro eléctrico que alguien está usando para amurallar las ventanas de su departamento.
Las autoridades pidieron ayer evacuar la isla, donde ya casi no se consigue agua, latas de comida ni alimentos para animales. Hay largas filas para cargar combustible.
Desde anoche, todos los vuelos, a todas partes, están vendidos. No hay opciones ni para ir a Alaska. La única forma de huir es por tierra. Pero no es fácil: los hoteles del centro y norte de Florida están casi todos sold out.
La policía, siempre solidaria con la comunidad, ayuda con los bomberos a los residentes: les ofrece refugio en zonas seguras y una mano para proteger sus casas. Literalmente se ponen a trabajar codo a codo con los vecinos.
El Centro Nacional de Huracanes de los Estados Unidos actualiza permanentemente la posible trayectoria de Irma. Anoche, el ojo del huracán se proyectaba sobre Key West, donde ya están evacuando. Esta tarde, lo proyecta sobre Miami Beach el domingo a la mañana.
El reciente desastre que produjo el huracán Harvey en Houston nos pone a todos más nerviosos. Los que tienen más años en la dorada Miami cargan con el recuerdo del Andrew, que azotó la ciudad de Homestead, al sur de Miami, la noche del 24 de agosto de 1992, dejando 26 muertos y 250,000 personas sin hogar.
Solamente imaginar una palmera volando por la isla a 200 kilómetros por hora nos da escalofríos.
Todo indica que a partir de esta noche y hasta el sábado todos nos vamos a ir de Miami Beach. Algunos irán a los refugios que están en la ciudad, fuera de la isla. Otros conduciremos hacia el Norte, sabiendo que la información será clave para saber si debemos tender hacia Oeste o Este.
Mientras embalamos y ponemos a resguardo lo que podemos, todos estamos pensando en el posible escenario post huracán: Miami Beach inundada, sin luz, sin agua, desconectada.
Nadie sabe lo que le va a pasar a nadie. Y ese silencio que solo interrumpen los taladros es la angustia que por momentos nos ahoga previo a que llegue el agua.
Antes de publicar esto ultimamos detalles en la redacción de Infobae en Miami Beach. Miramos y refrescamos el mapa online del Centro Nacional de Huracanes y vemos que la trayectoria proyectada aun no aleja a Irma. No perdemos la esperanza de que eso suceda.
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