Mordió una vez. Dos veces. Y sintió algo "raro" en su boca. Al principio, Ellen Manfalouti creyó que su hamburguesa no estaba del todo bien asada. Pero sospechó que algo más podría haber ocurrido. Al abrir el sandwich encargado en Chick-fil-A observó horrorizada: un roedor muerto era parte de su menú. ¡Y lo había mordido!
La mujer de 46 años, originaria del condado de Bucks, en Pennsylvania, decidió iniciar un juicio que podría costarle varias decenas de miles de dólares a la cadena si llegara a concretarse. Presentó las pruebas y espera que la corte resuelva su caso.
Manfalouti comía su emparedado de hamburguesa junto a su compañera de trabajo, Cara Phelan, quien fue la que se dio cuenta de que se trataba de un roedor. "Pude ver los bigotes y la cola", dijo la mujer en declaraciones reproducidas por Philly. Cuando percibió de qué se trataba, la mujer comenzó a gritar y a descomponerse. Se trasladó de inmediato a un centro médico donde se le suministró una medicación intravenosa para prevenir cualquier mal. El malestar le duró varias semanas, durante las cuales apenas pudo alimentarse.
Bill Davis, el abogado de la damnificada, indicó que reclamarán más de 50 mil dólares a la cadena de comidas rápidas y a su dueño, Dave Heffernan, por daño moral y psicológico.
El equipo legal de Davis inició un análisis sobre el "ingrediente" y determinó -con pruebas de laboratorio- que se trataba de una "rata o ratón". En la denuncia creen que pudo haber sido "intencional" el inesperado agregado. Pero además, alegan que "hubo negligencia" en la inspección y los procedimientos de cuidado al cliente.
Desde Chick-fil-A todavía no han dado respuesta a la demanda y son herméticos con la prensa. "Tuve ansiedad y pesadillas, las cuales todavía tengo. El primer mes fue realmente malo", indicó Manfalouti.
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