El presidente de EEUU, Donald Trump, causó revuelo por sus declaraciones sobre la violencia desatada el sábado entre manifestantes de extrema derecha y contramanifestantes durante una marcha en Charlottesville, Virginia (este), convocada para protestar contra el retiro de otro monumento confederado, símbolo que muchos norteamericanos consideran racista.
Tras la marcha, un simpatizante neonazi mató a una mujer de 32 años e hirió a unas veinte personas al embestir su coche contra manifestantes antirracistas.
Hoy, durante una conferencia de prensa sobre su nuevo plan de infraestructura, el mandatario afirmó: "Creo que ambos bandos tienen la culpa, de eso no hay duda". Y agregó que "no toda esa gente eran neonazis, no toda esa gente eran supremacistas blancos".
"Hubo un grupo de un lado que fue malo y hubo un grupo del otro lado que también fue muy violento", dijo Trump durante una conferencia de prensa en Nueva York.
El presidente calificó de "horrible" lo sucedido en Charlottesville, pero insistió en que no todos los que acudieron a la protesta eran neonazis o supremacistas blancos.
"Hay dos partes en una historia", repitió Trump a los periodistas en la Trump Tower de Nueva York, donde presentaba las medidas para agilizar las infraestructuras del país.
Cuando se le preguntó por qué esperó hasta el lunes para condenar explícitamente a los grupos de odio presentes el sábado en Charlottesville, Trump respondió que quería ser cuidadoso para no dar una "rápida declaración" sin contar con todos los hechos.
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