A Kaitlyn Johnson, que vive en Texas, Estados Unidos, le diagnosticaron leucemia —el cáncer más común en niños— cuando tenía sólo 18 meses. Desde entonces pasó por incontables sesiones de quimioterapia, pero ninguna logró erradicar la enfermedad de su cuerpo. Sin embargo, tras someterse a una terapia experimental descrita como "milagrosa" por la revista Time, la única preocupación de esta niña que ya tiene siete años es si podrá hacer amigos en su primera experiencia en un campo de verano.
La leucemia no tiene cura. Sin embargo, puede tratarse exitosamente con quimioterapia en entre el 85 y el 90% de los niños. El problema es en el porcentaje restante. En la gran mayoría de los casos, la enfermedad es letal.
Ante el sucesivo fracaso de la quimioterapia, los médicos le habían dicho a los padres de Kaitlyn que ya no había mucho por hacer. Hasta que a uno de ellos se le ocurrió proponerles que prueben con un tratamiento experimental que nunca se había usado. El objetivo es entrenar al sistema inmune para reconocer y destruir al cáncer como hace normalmente con las bacterias y los virus.
Los padres aceptaron y viajaron con su hija hasta Pensilvania, para internarla en el Hospital de Niños de Filadelfia. Ocho semanas duró la terapia, que consistió en suministrarle una infusión de sus propias células inmunes, pero modificadas genéticamente para que pudieran detectar a las células cancerígenas. El proceso, llamado Receptor de Antígeno Quimérico (CAR T por su sigla en inglés), dio un resultado sorprendente. Dos años después de haber concluido el tratamiento, ya no hay ningún rastro de cáncer en el organismo de Kaitlyn.
"Esencialmente, tomas a una personas que no tiene ninguna posibilidad de curarse, y tras aplicarle esta terapia, el 90% entra en remisión", contó el doctor David Porter, especialista en inmunología de la Universidad de Pensilvania, consultado por Time.
El gran desafío ahora es probar esta misma técnica con otros tipos de cánceres, y en un número mayor de pacientes. El mes pasado, un panel de expertos de la Administración de Drogas y Alimentos de Estados Unidos dio luz verde para que esta terapia deje de estar en la fase de prueba y pase a incorporarse a la lista de tratamientos aceptados.
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