Los Estados Unidos viven momentos de conmoción por la desaparición y muerte de cuatro jóvenes, cuyo asesino podría tener su misma edad y habría intentado ocultar el crimen enterrando sus cuerpos en una fosa común. En una granja de Pensilvania, Estados Unidos, miembros de las fuerzas policiales descubrieron un gran pozo en el cual encontraron restos humanos. El hallazgo fue hecho a casi 3 metros de profundidad y creen que podría tratarse de los adolescentes que estaban siendo buscados intensamente por las autoridades y que mantenían en vilo a Pensilvania.
La primera víctima identificada fue Dean Finocchiaro, de 19 años, quien desapareció la semana pasada junto con Mark Sturgis, de 22, Tom Meo, de 21 y Jimi Tar Patrick, de 19. Por el momento, los restantes cuerpos de quienes se hallaban enterrados en la fosa no pudieron ser reconocidos, según explicó a los medios de prensa el fiscal de distrito del Condado de Bucks, Matthew Weintraub. Sin embargo, todo conduce a creer que se trata de sus amigos.
El aterrador descubrimiento fue hecho en una granja de la familia DiNardo, cuyo hijo, Cosmo DiNardo (20 años), se ha convertido en el principal sospechoso para los investigadores. El joven fue detenido ayer miércoles luego de que la policía descubriera que intentó vender por 500 dólares el automóvil de Meo el pasado 9 de julio, un día después de que ya no se supiera nada del joven.
El Nissan Maxima fue hallado en la misma granja donde luego se encontrarían los cuerpos. En un principio, DiNardo había sido capturado el lunes, pero dejado en libertad el martes por la noche luego de que una búsqueda hecha por el FBI a unos cuantos kilómetros de su vivienda resultara negativa. Sin embargo, horas después sería en su propiedad donde encontrarían el vehículo y eso los condujera a hurgar en el resto de la propiedad. Las excavaciones dieron con el macabro hallazgo.
Los familiares de Patrick señalaron que Sturgis y DiNardo trabajaban juntos y que Finocchiaro era un amigo en común. Weintraub caratuló el caso como homicidio, solo que no sabe hasta el momento "de cuántos homicidios se trata". Las presuntas víctimas tampoco desaparecieron al mismo tiempo. El primero de los jóvenes que desapareció fue Patrick, de quien no se supo nada desde el 5 de julio. Finocchiaro, Sturgis y Meo desaparecieron el pasado viernes 7 de julio.
"Vamos a llevar a estos chicos perdidos de una forma u otra a casa con sus familias. No descansaremos hasta que lo logremos", dijo el fiscal.
DiNardo ya tenía un historial de visita a la cárcel. En febrero pasado había sido detenido por posesión de armas sin autorización. Por sus problemas mentales, el joven no podía portar una. Fue apresado luego de que la disparara. Un juez dispuso luego que fuera internado en una institución psiquiátrica de la que salió en libertad semanas después. El lunes pasado, volvió tras las rejas y su padre pagó 100 mil dólares por la fianza. Aún no se sabía que uno de los cuerpos -y quizás el resto- había sido enterrado en su granja.
El domingo había sido un punto de inflexión, pero no determinante. El Nissan de Meo fue hallado en un garaje propiedad de la familia. En su interior estaban sus llaves, el título del rodado y el kit de insulina sin el cual el joven no se movía. El automóvil de Sturgis apareció a uno pocos kilómetros del otro vehículo. DiNardo fue detenido, pero no había ningún cargo contundente para que permaneciera tras las rejas y se fijó una fianza que fue pagada. Ahora, el fiscal Weintraub la subió a tres millones.
Los padres del sospechoso, Antonio y Sandra DiNardo, emitieron un comunicado en el cual señalan que están colaborando con las autoridades para encontrar la verdad. También se solidarizan con los familiares de los jóvenes desaparecidos.
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