Las tensiones entre los Estados Unidos y Rusia "no se van a descontrolar", dijo el secretario de Defensa Jim Mattis, en referencia al ataque de Washington sobre una base aérea de Siria. Pero si el gobierno de Bashar al-Assad volviera a utilizar armas químicas, de lo cual "no hay dudas", según el funcionario, "pagará un precio muy, muy alto".
"Confío en que los rusos actuarán en su propio beneficio", evaluó en su primera conferencia de prensa como jefe del Pentágono. También recordó que el secretario de Estado Rex Tillerson viajó a Moscú con el pedido de que se le quite apoyo a Assad.
El gobierno sirio negó que el 4 de abril hubiera utilizado armas químicas en territorio del país ocupado por rebeldes y matara a 87 civiles, muchos de ellos niños. Pero Mattis refutó a Damasco: "Hemos revisado toda la prueba que pudimos. Es muy claro que el régimen de Assad lo planeó, lo organizó y lo ejecutó". Agregó: "Y por ahora no podemos decir algo más allá de eso". Se refería a la posibilidad de que el gobierno de Vladimir Putin hubiera tenido conocimiento previo del ataque.
Para atenuar la preocupación por las consecuencias del bombardeo con 59 misiles que ordenó el presidente estadounidense Donald Trump, Mattis enfatizó que no hay otras acciones autorizadas. "El resto de la campaña continúa por exactamente la misma senda en la que estaba antes de la infracción de Assad", manifestó: el combate del Estado Islámico.
Poco antes el Consejo de Seguridad Nacional de los Estados Unidos había anunciado la existencia de "pruebas fisiológicas" del gas sarín empleado en el ataque con la población civil, y una cantidad "masiva" de pruebas sobre la responsabilidad de Damasco. "Esta vez no fue cloro, lo sabemos con certeza. No hay dudas, es un dato médico", agregó Mattis.
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