Luego del brutal ataque químico en el que murieron al menos 83 personas en la provincia de Idlib, Donald Trump se enfrentó a un dilema: mantener su política aislacionista ("América First") o liderar la condena internacional al régimen de Bashar al Assad.
Su decisión de bombardear una base de las fuerzas sirias recibió el rápido respaldo de Occidente y el reparo de los aliados del dictador sirio: Rusia e Irán. Como todo acto bélico, por más que sea en respuesta de una acción inhumana, fue controversial. En ese sentido, el reconocido académico Walter Russell Mead detalló por qué cree que Trump no se equivocó. Lejos de eso, el politólogo indicó que Trump tomó todas las decisiones correctas.
"El presidente leyó la situación adecuadamente", señaló Russell Mead en primer lugar, en una columna para el Wall Street Journal. Días atrás la diplomacia estadounidense había señalado que la prioridad era enfrentar al Estado Islámico y no remover al régimen. En respuesta, Al Assad intentó desafiar y ver hasta dónde podía llegar sin levantar reacciones.
"El presidente Trump concluyó que no responder efectivamente al reto invitaría a Al Assad a realizar más y más pruebas. Se movió rápida y decisivamente contra la provocación", destacó.
En segundo lugar, el estudioso de relaciones internacionales subrayó la forma en la que respondió Trump, elogiando que sea un ataque "limitado" con misiles a objetivos militares, con grandes efectos. A nivel local, ganó la aprobación de quienes no quieren que EEUU pierda peso internacional, reivindicando el prestigio de la Casa Blanca sin víctimas estadounidenses.
En el plano internacional, el operativo también ganó elogios, incluso desde latitudes en los que el republicano no es popular. La ofensiva, explicó el autor, otorgó seguridad a los aliados que temían que Washington se involucre menos en el plano internacional.
En el tercer punto, Russel Mead apuntó que Trump "manejó bien el proceso". Informar al Congreso fue suficiente, mas no era necesario pedir su autorización (como sí lo sería para ir a una nueva guerra).
Además, el Pentágono se comunicó con las fuerzas rusas antes del ataque, conforme a los procesos establecidos. "Fue una señal de que el ataque sería limitado, y los rusos pudieron analizar su respuesta", explicó.
"Finalmente, Trump se ganó puntos extras por su habilidad", indicó el investigador, al elogiar la situación en la que se dio el ataque: mientras se producía su esperada reunión con el presidente chino, Xi Jinping, en la que Corea del Norte era un tema clave de discusión. "Fue una manera educada de decirle que Estados Unidos y sus aliados han pospuesto el tema por mucho tiempo", añadió. China, como único estado importante cercano al régimen de Kim Jong-un, es un actor clave para desactivar la tensión en la región.
Russell Mead vaticinó que la decisión le traerá diversos beneficios a Trump: desde ganarse el favor de ciertas alas del republicanismo que lo miraban con desdén hasta dejar atrás las versionas que lo mostraban como un títere de Vladimir Putin. A su vez, deja un problema para los defensores de la gestión de Barack Obama, quien había amenazado con un ataque a Siria y finalmente no lo realizó.
"Trump ha pasado su primer examen, pero hay otros más difíciles por venir", soslayó el profesor, quien resaltó que el republicano necesitará "toda la ayuda posible".
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