Richard H. Solomon, uno de los diplomáticos de los Estados Unidos con mayor conocimiento de la política de China, murió el 13 de marzo, a los 79 años, por un cáncer cerebral. Llevaba cinco retirado de las universidades y las fundaciones de estudios, desde que dejó el Instituto para la Paz (USIP), un centro de estudios federal, sin afiliación partidaria, que dirigió durante casi dos décadas.
Su nombre quedó unido al acontecimiento más relevante en las relaciones entre China y su país, que se veían como enemigos mutuos desde la revolución comunista de 1949: la diplomacia del ping-pong. Fue el hombre que ayudó a Henry Kissinger, entonces consejero de Seguridad, a iniciar la normalización de relaciones.
En 1971 Solomon ya era una autoridad en las tácticas de negociación de Beijing —había estudiado la política, la cultura, la sociedad y la psicología chinas con el politólogo Lucian Pye, un experto en el fenómeno maoísta— y miembro del Consejo de Seguridad Nacional en el área de Asuntos Asiáticos. Como tal fue parte de la organización del viaje que en abril de ese año realizó la primera delegación deportiva que pisaba China tras el congelamiento de las relaciones, el equipo de jugadores de tenis de mesa. Así se abrió el camino para que en 1972 el entonces presidente Richard Nixon visitara a Mao Tsé Tung. En abril, China envió a su equipo nacional de ping pong, en un intercambio deportivo que se consideró una muestra de confianza, y Solomon acompañó a los visitantes de gira.
Un logro central del gobierno de Nixon fue la implementación de la política "una sola China", que reanudó el vínculo entre los dos países, que hoy tiene gran fuerza comercial. Su realización fue posible en buena medida por las gestiones de Solomon, autor de Mao's Revolution and the Chinese Political Culture, A Revolution Is Not a Dinner Party y Chinese Negotiating Behavior, entre otros libros.
Como experto en Asia Solomon se sumó al gobierno de George H.W. Bush en 1989 y ocupó la Subsecretaría de Estado para los Asuntos de Asia y el Pacífico. Fue una figura clave en las negociaciones del Acuerdo de París de 1991 que terminaron con la prolongación de la guerra de Vietnam en Camboya.
El diplomático fue "un erudito cuyos intereses abarcaron la ciencia, la fotografía y los asuntos internacionales", lo describió Adam Berstein en The Washington Post. "Su carrera lo llevó de la universidad a cargos superiores en el gobierno y los centros de estudio". También fue embajador de los Estados Unidos en Filipinas, analista de los movimientos de democratización en Chile y un estratega de la relación con la Unión Soviética en pleno colapso y después.
"Pero el centro de su obra fue China", explicó Bernstein. "En sus libros —volúmenes perspicaces sobre el líder revolucionario Mao Tsé Tung y las estrategias de negociación política chinas— trató de ayudar a que los legisladores y funcionarios estadounidenses comprendieran una tierra que durante décadas había sido una sociedad cerrada casi herméticamente, hostil hacia Occidente y poco comprendida fuera de sus fronteras".
Tras el éxito de la diplomacia del ping pong, Solomon organizó otros intercambios académicos y culturales entre su país y China hasta 1976, cuando dejó el gobierno para ingresar al think tank Rand Corp, donde se encargó del área de Ciencia Política. También allí profundizó su especialización: las agencias de inteligencia estadounidenses le encargaron un informe sobre la conducta china de negociación política. El estudio se convirtió en un libro sobre "un arco de estrategias de manipulación, tácticas de atracción y de presión", que se convirtió en un manual para quien quisiera hacer política o negocios con Beijing.
Allí citó una historia que presenció en 1976, cuando todavía participaba de la gestión gubernamental. El ministro del Exterior Qiao Guanhua le dijo a Kissinger en un encuentro en Nueva York: "Tenemos dos dichos. Uno es que cuando somos anfitriones, debemos dejar que el invitado comience. Y el otro es que cuando somos invitados, debemos cederle la preferencia al anfitrión". Kissinger se rió y respondió: "Me dará gusto comenzar".
Había nacido en Filadelfia en 1937, en un hogar que pronto quedó a cargo de su madre: él tenía ocho años cuando su padre murió. Asistió a un internado y luego se graduó en Química en el Instituto de Tecnología de Massachusetts. Eran los años más duros de la Guerra Fría y sus profesores eran consejeros científicos del gobierno: así se interesó por la política. Enseñaba en la Universidad de Michigan cuando lo convocaron al Consejo de Seguridad Nacional.
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