En 2014, Hellmann's y otros productores de mayonesa demandaron a los fabricantes de Just Mayo —una pasta para untar con el aspecto y el sabor de la mayonesa, pero que no contiene huevo— por el uso de la palabra. Dos años después, un abogado inició otro juicio contra Yoplait porque el yoghurt griego no seguía la receta del filtrado de yoghurt griego. Las peleas por el uso de una denominación en la industria alimenticia se recuerdan desde finales del siglo XIX, cuando surgió la margarina como alternativa a la mantequilla, y hubo picos de tensión como las hamburguesas vegetarianas y, ahora, la leche.
Generaciones de niños argentinos escribieron en la escuela la composición "La vaca" en la que invariablemente aseguraban: "La vaca nos da la leche". Eso, poco más o menos, argumenta la industria estadounidense de los lácteos para impedir que los sustitutos hechos de vegetales —leches de almendra, de coco y de arroz, principalmente, que han aumentado sus ventas en un 250% desde 2012, según la consultora Nielsen— reduzcan más aún su mercado.
El Good Food Insitute, una fundación de Washington DC dedicada a promover alimentos de producción sostenible de origen vegetal, envió a comienzos de marzo una petición a la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) para que emita una nueva normativa que termine con el debate. Los compradores saben que no se trata del producto tradicional, y de hecho lo buscan por eso, argumentan los productores de leche de almendras, de coco y de arroz; el uso de la palabra confunde y da autenticidad a un alimento que no es leche, dicen los productores de lácteos.
La cuestión de fondo es más bien de ganancia económica que de protección al consumidor. En el mismo período en el que la leche de almendra y de coco multiplicaban sus ventas y se abrían camino en los cafés —los macchiatos de Starbuck's la ofrecen, mucho más que la leche de soja, que tiene detractores—, la industria de la leche de vaca perdió USD 1.000 millones. Según el sitio Quartz, el consumo de leche animal fluida ha bajado casi el 40% en los Estados Unidos desde la década de 1970.
"Los mamíferos producen leche, las plantas, no", dijo Jim Mulhern, presidente de la Federación Nacional de Productores de Leche, en un texto que presentó ante el Congreso, que pidió a la FDA la limitación del uso de la palabra. "No es leche si viene de una semilla, una nuez o un grano", argumentó. "En los muchos años que pasaron desde que manifestamos por primera vez nuestra preocupación por el etiquetado falso de estos productos, hemos visto una explosión de imitadores que agregan la palabra 'leche' a cualquier cosa desde cáñamo hasta guisantes o algas".
La identidad exige que el producto se defina como el alimento que se obtiene "por el ordeñe completo de una o más vacas sanas". El texto de los legisladores a la agencia reguladora detalló: "La leche, producida por la glándula mamaria, también tiene un valor nutricional único, es una fuente excelente de proteína y de una gran cantidad de vitaminas y minerales, incluidos el calcio, la vitamina A y la D y el potasio. Los productos de origen vegetal claramente no logran alcanzar este estándar de identidad".
En la posición opuesta, los productores de sustitutos argumentan que las leches de almendra, de coco y de arroz tienen sus propios valores nutricionales y que todos se expresan, con claridad y de conformidad con las normas, en el recuadro de Información Nutricional.
Aquellos del lado de las leches vegetales argumentan que los consumidores pueden identificar la diferencia entre un producto lácteo y los suyos. Según la Plant-Based Foods Association (Asociación de Alimentos de Origen Vegetal), ya hay jurisprudencia al respecto: en 2015 el mercado Trader Joe's ganó el derecho a mantener el etiquetado de su "leche de soja" como tal.
"El intento de legislar el uso de la palabra 'leche' como algo solamente lácteo llega un poco tarde, creemos", dijo Molly Spence, directora de la Junta de Almendras de California. "No tiene sentido si se considera que las leches de origen vegetal existen no sólo desde hace hace años, sino de siglos". La variedad que se conoce hoy, además, "sólo brinda más oportunidades de elección a los consumidores".
WhiteWave, fabricante de leche de soja, participó de la controversia con un comunicado: "Tenemos confianza de que los consumidores comprenden la diferencia entre la leche láctea y las alternativas de origen vegetal".
La asociación que representa a esas alternativas recordó que las normas de la FDA se han creado para evitar que los productores cambien los ingredientes por otros más económicos; sin embargo, ése no es el caso aquí, ya que estos productos son más caros que la leche animal. "Los productos como la leche de soja deberían llamarse por los nombres que los consumidores usan y reconocen", dijo Emily Byrd, encargada de la comunicación de Good Food Insitute. "El objetivo de las disposiciones de etiquetado y las regulaciones es asegurar que no se confunda a las personas. Usar términos comunes como leche de soja y leche de almendra es la forma menos confusa de etiquetar estos productos".
La FDA tiene cuatro meses para responder a la petición.
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