Una patrulla policial reconoció la camioneta, vinculada a una denuncia de robo a mano armada en diciembre pasado. Cuando quisieron pararla, el conductor aceleró y trató de escapar por las calles de Lancaster, California.
Danny L. Reeder, de 49 años, había violado la libertad condicional a fines del año pasado y sabía que no podía ser atrapado, así que hizo todo lo posible por huir. La persecución se extendió por más de una hora, en las afueras de la ciudad.
Una barra de clavos dispuesta por los oficiales hizo estallar dos de sus neumáticos, pero aún así se las ingenió para seguir conduciendo. Sólo cuando un móvil policial lo desestabilizó por detrás y lo hizo chocar debió abandonar su vehículo.
Entonces, cuando parecía que no tenía forma de salvarse, Reeder empezó a correr ante la sorpresiva pasividad de los agentes, que lo seguían de lejos. El prófugo logró esquivar al primero que se le puso en frente con una finta propia de un jugador de rugby, pero no pudo hacer nada cuando otro de los uniformados lo tacleó por la espalda.
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