Algunos certifican documentos en los que autorizan a amigos y familiares a retirar a sus hijos de la escuela o a operar con sus cuentas bancarias. Otros llevan consigo guías bilingües, en español y en inglés, para saber cómo actuar: "Conozca sus derechos". Otros acuerdan precauciones como no abrir las puertas de las casas si alguien toca o iniciar una cadena de llamados si un miembro de la familia no regresa a la hora prevista y no ha enviado un mensaje. Todo en caso de que las autoridades migratorias los detengan.
En los Estados Unidos viven 11 millones de inmigrantes sin papeles; algunos ingresaron por su voluntad, otros fueron traídos por sus padres cuando eran menores y, aunque se integraron a la sociedad, no tienen documentos y son susceptibles de ser detenidos porque las órdenes ejecutivas del presidente Donal Trump han permitido un accionar más libre y menos coordinado de los funcionarios de control.
Si bien se ha manifestado a favor de apoyar una ley de reforma migratoria que el Congreso debería aprobar, Trump ha actuado para terminar con la inmigración ilegal tal como existe actualmente. Sus esfuerzos, según la agencia Associated Press "han difundido el miedo y la angustia han hecho que mucha gente se prepare para ser arrestada o cambie su rutina cotidiana con la esperanza de no serlo".
También los inmigrantes que residen legalmente se han manifestado afectados por el cambio de clima social o el temor a que eso suceda, y muchos han dado el paso de nacionalizarse, algo que antes no consideraban por su alto costo económico o por temor al proceso de exámenes.
"Hace mucho que quería hacerlo, pero siempre estaba ocupado", dijo a CBS Andrés Donantes, un joven de 33 años que trabaja como creador de tatuajes en Los Ángeles. "Ahora que veo lo que sucede…"
Según la cadena de noticias, "desde el mes pasado los inmigrantes se han abalanzado a hacerse ciudadanos estadounidenses". Los servicios de asesoría de Los Ángeles, Maryland y Nueva York que atienden a portadores de green cards de América Latina, Asia y Medio Oriente "han registrado un aumento en la cantidad de llamadas y preguntas sobre cómo naturalizarse".
Sin documentos: en peligro de deportación
AP registró el caso de Carmen Ramos, una mujer de Ciudad Juárez que ingresó al país con su familia en 2008 y vive en Texas. Ella y sus amigos han establecido un sistema de mensajes de texto para avisarse entre sí dónde hay controles. Cada día antes de salir de su casa revisa que todas las luces de su automóvil funcionen: una intermitente que falle puede causar una detención. "Nos sorprendió saber que hasta una multa puede hacer que nos envíen de regreso a México", dijo a las periodistas Deepti Hajela y Amy Takin.
El marco legal que impuso Trump convirtió en sujetos de deportación a todas las personas sin papeles: haber cruzado la frontera ilegalmente es un delito, usar documentos falsos es un delito, haberse quedado a vivir con una visa de turismo es un delito. Además, alcanza con que sean sospechosas de haber cometido alguno: no es necesario que hayan sido procesadas.
"Docenas de inmigrantes se han presentado en las oficinas de los grupos de defensores de Filadelfia con preguntas como '¿Quién va a cuidar a mis hijos si me deportan?'. También se les enseña cómo desarrollar un plan de deportación, que incluye el nombre y el teléfono de un abogado y otros contactos de emergencia en caso de arresto", ilustró Á. Un número para auxiliar en caso de ser detenido para expulsión que solía recibir dos llamadas por día, ahora recibe más de 1.000, según dijo a la agencia Cristina Parker, la directora del programa.
Avalancha de nacionalizaciones
En Los Ángeles, una clínica que prepara a los inmigrantes asiáticos para dar el examen de nacionalización ha duplicado su tiempo de espera para una vacante. "Desde los decretos del presidente Trump, la cantidad de inmigrantes que preguntan sobre la nacionalización se ha duplicado también en una organización musulmana del sur de California y entre los grupos dedicados a latinoamericanos en Maryland y Nueva York", agregó CBS.
La campaña electoral hizo que el aumento de solicitudes de naturalización convirtiera a 2016 en el año con más pedidos de los últimos nueve, casi un millón de personas. También contribuyó la noticia de que en diciembre aumentaría el costo del trámite.
Aunque la ciudadanía siempre se asocia a la posibilidad de votar y tener mejores perspectivas laborales, en 2017, los acontecimientos que siguieron al cambio de gobierno parecen ser el estímulo mayor. "Luego de la elección cambió el deseo de naturalizaciones" dijo a CBS Nasim Khansari, director de proyectos en la Fundación Asiático-estadounidenses por el Avance de la Justicia, de Los Ángeles. "Ya no era más sobre las oportunidades o la posibilidad de traer a más familiares, sino más sobre qué hacer para protegerse de un presidente nuevo que es antiinmigrante".
También el latino Gustavo Zavala, que llevaba casi 40 años con su permiso de residencia, se nacionalizó por pedido de sus hijas, que nacieron en los Estados Unidos y se preocuparon por la retórica del mandatario. Todos los asesores de inmigrantes aconsejan la naturalización, porque la green card puede ser revocada, por ejemplo, por un delito, mientras que la ciudadanía, no.
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