Los últimos seis meses marcaron la consagración definitiva de la UFC, la organización que controla la categoría máxima de las artes marciales mixtas, con hitos como el evento deportivo número 200 de la disciplina, el esperado debut post prohibición en la ciudad de Nueva York y el imparable ascenso del luchador irlandés Conor McGregor.
Pero sin lugar a dudas, el hecho que sirvió para probar la madurez y estabilidad emocional de Dana White, ex boxeador y presidente de la UFC con demostradas credenciales para los negocios, ha sido la concreción de la venta de la organización que él mismo ayudó a hacer crecer de manera exponencial en el lapso de sólo diez años.
Consagrado como un verdadero visionario, White se enteró allá por 2001 de que el grupo propietario de la UFC —en ese entonces un proyecto "underground" y completamente marginal— se encontraba buscando un comprador para su liga de artes marciales mixtas.
Confiado en el potencial a futuro de la disciplina, White contactó a sus amigos de la infancia —los hermanos Fertitta, involucrados en el mundo del juego y las licencias deportivas en el estado de Nevada— para, mediante su abultada billetera, poder efectuar la compra de una UFC al borde del colapso por sólo USD 2 millones y nombrarse él mismo como presidente de la organización.
En julio de 2016, llegaría el momento para White y sus socios de cosechar la siembra de su trabajo, luego de haber colocado a la disciplina a la altura de otras grandes ligas deportivas, a pesar de su concepción callejera, siendo Zuffa —de la cual White era propietario en un 9%— adquirida por el consorcio de inversores WME-IMG por la módica suma de USD 4.000 millones.
En entrevista con el periódico Wall Street Journal, White confesó que una vez cerrada la operación de venta "se encontraba hecho un desastre". A pesar de haberse asegurado una jugosa tajada de USD 350 millones de dicha transacción y de mantener su puesto como presidente de la organización, White se enfrentó a un nuevo dilema existencial luego de haberlo logrado todo en su vida.
Al parecer, todos los desafíos que se le presentaron durante más de una década de trabajo habían llegado de alguna manera a su fin, y lo que muchos hubiesen vivido como un enorme logro fue experimentado por White como un divorcio del cual ni siquiera tenía ganas de hablar al respecto.
“Todo el aspecto del dinero me jodió. La gente me preguntaba qué haría con todo ese dinero, pero no es que no tuviera nada antes. No soy un tipo que se sacó la lotería, pero no había nada más que necesitara o quisiera que no tuviera”
Dispuesto a no dejarse vencer por la crisis que estaba atravesando, White entró en razón y se autoconvenció de que todavía restaba mucho por hacer en el mundo de la UFC.
"Estamos atravesando un muy buen momento, tengo una enorme lista de potenciales nuevas estrellas para hacer crecer", aseguró White, confiado en el inicio de una nueva etapa luego de la reciente finalización de la polémica prohibición que el estado de Nueva York ejercía sobre los eventos públicos de artes marciales mixtas. Localidades agotadas en el Madison Square Garden y el Barclays Center sirvieron como confirmación de que el techo no había sido alcanzado todavía.
Su apoyo incondicional al —en ese entonces— candidato republicano por la Casa Blanca y amigo de muchos años, Donald Trump, lo colocó en un lugar público diferente del que estaba acostumbrado. El discurso que ofreció durante la Convención Nacional Republicana, llevada a cabo el pasado mes de julio en Ohio, sirvió para recordar el apoyo que el hoy presidente le brindó a la organización comandada por White.
“Nadie nos tomaba en serio, excepto Donald Trump. Donald fue el primer hombre en reconocer el potencial que nosotros veíamos en la UFC y nos alentó a construir nuestro negocio. Trump es un luchador que peleará por nuestro país”
La noche de las elecciones, White se encontraba celebrando su aniversario de matrimonio en Nueva York hospedado en el Hotel Peninsula, el mismo donde se encontraba Hillary Clinton. Entrada la madrugada y una vez definida la contienda electoral, recibió un llamado de Jared Kushner, que lo citaba a celebrar los resultados en el hotel Hilton. "Estaba en ropa interior, completamente dormido, pero salté de la cama y allí me dirigí".
Con respecto a las polémicas primeras semanas del presidente Trump al mando de los Estados Unidos, White recomendó respirar profundo. "Su estilo nunca antes se ha visto en un presidente. Siendo honesto, por más extraño que suene, es un reflejo del nuevo mundo en el que vivimos".
El objetivo a corto plazo de la UFC con White al mando será hacer crecer la organización en los mercados de Rusia y China y adaptarse también a los cambiantes hábitos de consumo de contenidos actuales, donde cada vez menos personas ven televisión incluso canales deportivos de cable específicos como el de la UFCTV.
"Creo que toda esta estructura del cable se desmoronará, hoy en día las nuevas generaciones ni siquiera contratan estos servicios. Me refiero a jóvenes de 28 años que no pagan por cable", señaló White. "Mis propios hijos adolescentes no ven nada de televisión, usan sus dispositivos para ver los contenidos que ellos quieren, cuando ellos quieren".
White asegura que trabaja incansablemente todos los días para comprobarles a quienes afirman que los nuevos dueños de la UFC pagaron demasiado dinero por la compañía que están equivocados, y dice que prácticamente vive con la misión de demostrarles que la UFC vale cada centavo y probablemente más.
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