El presidente Donald Trump está preparando una serie de órdenes ejecutivas orientadas a revertir las políticas de la era Obama sobre el clima y la contaminación del agua, de acuerdo a fuentes consultadas por el Washington Post y publicado el martes.
Si bien ambas órdenes tardarán un tiempo en implementarse, las mismas enviarán una señal inconfundible de que la nueva administración está decidida a promover la producción de combustibles fósiles y la actividad económica incluso cuando esas actividades están en conflicto con algunos prohibiciones ambientales.
Una de las órdenes ejecutivas, que la administración Trump presentará como una reducción de la dependencia energética estadounidense a otros países, instruirá a la Agencia de Protección Ambiental (EPA, por sus siglas en inglés) para que comience a reescribir la regulación del año 2015 que limita las emisiones de gases de efecto invernadero. También ordenará a la Oficina de Administración de Tierras, que depende del Departamento del Interior (BLM), que levante una moratoria sobre el arrendamiento federal de carbón.
Una segunda orden instruirá a la EPA y al Cuerpo de Ingenieros del Ejército para que reorganicen una normativa de 2015, conocida como norma de las Aguas de los Estados Unidos, que se aplica al 60 por ciento de las reservas de agua dulce del país. Ese reglamento fue emitido bajo la Ley de Agua Limpia de 1972, y otorga al gobierno federal autoridad no sólo sobre los principales cuerpos de agua sino también sobre los humedales, ríos y arroyos que los alimentan.
Trump se ha hecho eco de muchos grupos de la industria que cuestionan esas reglas por considerar que el gobierno federal excede su autoridad y con esto frena el crecimiento económico. Si bien cualquier medida para deshacer estas políticas generará nuevas batallas legales y su aplicación podría tomar hasta un año y medio, las órdenes podrían tener efectos inmediatos en los servicios públicos, la minería, la agricultura y los bienes raíces.
Trump, que firmó la semana pasada una legislación que anuló la prohibición a que las operaciones de minería viertan desechos en las vías navegables, dijo que estaba ansioso por apoyar a los mineros del carbón que habían respaldado su candidatura presidencial. "Los mineros son una gran cosa", dijo el jueves, y agregó: "He tenido el apoyo de algunas de estas personas desde el principio, y no lo olvidaré".
Los límites a la emisión de gases de efecto invernadero, estipulados en el llamado el Plan de Energía Limpia, representaron un componente central de la agenda climática del presidente Barack Obama. Los reglamentos, que fueron puestos en suspenso por el Tribunal Supremo y que están siendo sopesados por el Tribunal de Distrito de los Estados Unidos para el Distrito de Columbia, ordenan a cada estado que presente planes detallados para reducir las emisiones de dióxido de carbono.
Trump criticó repetidamente esa y otras reglas destinadas a reducir el uso de combustibles fósiles por considerar que se trataba de un ataque a la industria del carbón de los Estados Unidos. Myron Ebell, miembro del Instituto de Empresas Competitivas, quien trabajó en el equipo de transición de Trump, dijo que el presidente "está cumpliendo su promesa de campaña" al imprimir un cambio de rumbo en las agencias medioambientales. Ebell advirtió, sin embargo, que deshacer estas reglas "llevará tiempo. Podría llevar días, meses y años ".
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