No es la primera vez que Milo Yiannopoulos, el editor del sitio derechista Breitbart News y una de las figuras más destacadas de la Alt-Right, la derecha alternativa que gana espacios y popularidad desde la elección de Donald Trump, causa revuelo por sus polémicas opiniones.
Pero esta vez, tras la difusión de unos videos en los que "aprobaba" la pedofilia, su reputación podría terminar definitivamente hundida.
La controversia comenzó con la publicación de unas filmaciones en las que Yiannopoulos bromeaba sobre un encuentro sexual que tuvo cuando era adolescente con un sacerdote católico y hacía otros comentarios que se interpretaron como que abogaba por las relaciones sexuales entre personas adultas y menores.
"En el mundo homosexual, particularmente, algunas de esas relaciones entre jovencitos y hombres mayores -el tipo de relación en que se 'entra a la madurez'-, esas relaciones en las que esos hombres mayores ayudan a los adolescentes a descubrir quiénes son y les brindan seguridad y protección, y les dan amor y un especie de apoyo fiable en situaciones que no pueden hablar con sus padres", opinó y abrió la polémica.
Las reacciones al escándalo fueron inmediatas. Primero, la Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC) retiró la invitación a Yiannopoulos a un acto que se celebrará entre el 22 y el 25 de febrero en un centro de convenciones de Maryland cercano a Washington y en el que está previsto que el participe el viernes el presidente Trump.
"Debido a la publicación de un video ofensivo en las últimas 24 horas aprobando la pedofilia, la Unión Conservadora Estadounidense (ACU) ha decidido rescindir la invitación", explicó este lunes en un comunicado Matt Schlapp, presidente de la ACU, grupo que organiza la conferencia.
El caso también afectó al periodista en sus negocios personales. La editorial Simon & Schuster anunciaron la cancelación de la publicación de Dangerous (peligroso, en inglés), su autobiografía, cuyas compras por adelantado lo habían llevado a la lista de los más vendidos en Amazon. El autor ya había recibido por su obra un pago de USD 250 mil.
Su entorno laboral tampoco recibió con agrado el video: sus propios colegas amenazaron con renunciar si Yiannopoulos permanecía como editor.
Ambicioso y excéntrico, Yiannopoulos no es nuevo a las provocaciones. Este periodista británico de 33 años, católico, homosexual, troll de internet y aprendiz de poeta es una de las estrellas de Breitbart, medio de comunicación conservador que estuvo dirigido por Steve Bannon, actual estratega jefe de la Casa Blanca.
Tiempo atrás había avisado en Facebook que si lo hubiesen elegido Secretario de Prensa del gobierno de Trump, habría brindado conferencias los sábados vestido de mujer. Y tras la victoria electoral organizó una fiesta multitudinaria en la que, entre otras excentricidades, quería liberar 500 ranas vivas en honor a Pepe, el dibujo animado que en las redes sociales se convirtió en un símbolo de los usuarios favorables a Trump. Aún se desconoce si finalmente llevó al cabo su plan.
Se considera "un fundamentalista de la libre expresión" y un crítico contracultural del feminismo, la corrección política, el Islam y todo lo que le huela a la justicia social.
Y si bien ya en otras ocasiones sus ideas le causaron problemas, esta vez Yiannopoulos difícilmente podrá remediar al escándalo.
Tras la difusión de los videos Yiannopoulos se defendió en su cuenta de Facebook con un mensaje en el que aseguró que no apoya la pedofilia, que describió como "un crimen asqueroso y vil, quizás el peor".
Además, dijo que las imágenes se editaron a propósito dentro de un "esfuerzo coordinado" para desacreditarle entre los republicanos tradicionales.
Después, en otro mensaje, se disculpó y admitió que "en parte" es culpa suya porque sus propias experiencias como víctima le llevaron a pensar que "podría decir lo que quisiera en este asunto, sin importar que fuera indignante".
("Pasé por cosas peores. No me van a derrotar", escribió en Facebook).
La polémica sigue de pocos días otra que Yiannopoulos protagonizó el 1 de febrero, en la que acabó interviniendo el propio Trump.
El ultraderechista se vio obligado a cancelar un acto programado en la Universidad de California en Berkeley después del estallido de violentas protestas en el campus para impedir que hablara en el centro.
Al día siguiente, Trump publicó un mensaje de Twitter en el que se preguntaba si esa universidad debería seguir recibiendo fondos federales tras las protestas.
"Si U.C. Berkeley no permite la libertad de expresión y practica violencia sobre personas inocentes con un punto de vista diferente – ¿NO FONDOS FEDERALES?", escribió el presidente entonces.
Parece improbable que esta vez vuelva a salir en su defensa.
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