Una bebé de 16 meses de nacida fue salvada por su niñera, una estudiante universitaria que le donó parte su hígado a la pequeña.
Kiersten Miles solo tenía tres semanas de haber conocido a la familia Rosko, de New Jersey (EEUU), cuando se enteró que la bebé Talia sufría una grave enfermedad que podría convertirse en fatal si no recibía un trasplante de hígado.
La joven, de 22 años, conmovida por la situación, empezó investigar sobre donaciones de órganos en vida. Luego supo que su tipo de sangre O era compatible con la de Talia.
El equipo médico de la familia informó a Miles que la cirugía para la extracción del órgano podría tener implicaciones negativas en ella. Sin embargo, esto no la desmotivó porque su misión -así lo creía-, la razón por la que se había cruzado esa bebé en su vida, era una sola: salvarla.
Sin inmutarse, Miles se sometió a la operación que le realizaron en la Universidad Pennsylvania (EEUU) a principios de enero.
"No puedo volver a donar otra vez", dijo la estudiante universitaria.
"Es un pequeño sacrificio cuando lo comparas con salvar una vida", dijo la joven. Y agregó: "Algunos de sus doctores dijeron que Talia solo habría sobrevivido hasta los 2 años de edad. Y todo lo que tuve que hacer yo fue estar una semana en el hospital y tener esta cicatriz de casi trece centímetros".
El cuerpo médico informó que tanto la bebé como Kiersten se recuperan satisfactoriamente.
"Ella es realmente un ángel en la Tierra; sé que suena cursi, pero en serio lo es", dijo Farra Rosko, la madre de Talia.
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